Suponemos que habrán leído algo sobre la Memoria Democrática de su “Sanchidad”. En caso contrario, pinchen en el siguiente enlace y lo verán:
Ley 20/2022,
de 19 de octubre, de Memoria Democrática
Y lo que verán será aversión, animosidad, fingimiento y falsedad. No se ve por ningún sitio, ni se menciona ni una sola vez palabras tales como anarquismo, socialismo, comunismo, etc, que eran las ideologías imperantes en aquellos tiempos republicanos, amén de ser responsables de crímenes, asesinatos, violaciones, incendios, etc, etc.
Se habla mucho
de democracia y libertad, cuando la verdad es que partidos políticos, personas,
organismos, instituciones, etc, etc, eran partidarios de la dictadura del
proletariado, como decían muchos líderes.
El partido que
imperaba en aquellos tiempos era el comunista, partidario, como está
sobradamente demostrado, de la bota, del bozal, del grillete y del oír, ver y
callar. De respeto, orden y libertad, caca de la vaca flaca. Gracias a la
ignorancia del “pueblo soberano”, se está creando otra historia que se cree a
pies juntillas.
En fin, hay que
atacar a una dictadura desaparecida, pero, claro, oiga, su recuerdo hay que
mantenerlo, pues sirve como carburante para que siga el odio, el rencor, la
inquina, la aversión, la hostilidad, etc, etc,
Dicho lo anterior, continuamos con la Memoria
Histórica de su “Sanchidad” que, como recordarán, dijo en su día que hoy "honramos
muchas vidas anónimas sepultadas bajo una losa de indiferencia
imperdonable", llamando a "edificar sobre su
recuerdo una memoria democrática compartida". Como sabrán, este sujeto
dijo no hace mucho que pasaría a la historia por haber exhumado a Franco guiado
por “el legado de luz” del republicanismo. Vamos a seguir viendo “la
memoria democrática compartida” y “el legado de luz” republicano.
Como ya sabrán, Indalecio Prieto, camarada de su
“Sanchidad”, en un gesto de honestidad y honradez, se declaró culpable de su
intervención y colaboración en la Revolución de 1934. A tal efecto dijo:
«Me
declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España
entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro,
como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la
génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y
desarrollo. Por mandato de la minoría socialista, hube yo de anunciarlo sin
rebozo desde mi escaño del Parlamento. Por indicaciones, hube de trazar en el
Teatro Pardiñas, el 3 de febrero de 1934, en una conferencia que organizó la
Juventud Socialista, lo que creí que debía ser el programa del movimiento. Y yo
–algunos que me están escuchando desde muy cerca, saben a qué me refiero–
acepté misiones que rehuyeron otros, porque tras ellas asomaba, no sólo el
riesgo de perder la libertad, sino el más doloroso de perder la honra. Sin embargo,
las asumí.» ( I )
( I ) .- “Discursos en América.
Confesiones y rectificaciones”, Indalecio Prieto, Editorial Planeta 1991,
páginas 112 y 113.
Continuará.
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