Enseñanza de calidad

 Hay que recuperar la “memoria democrática”, oiga. Vamos a ello.

Como ya sabrán, en este mes de noviembre, pero de 1978, aquí en España la mayoría de edad pasó de los 21 a los 18 años. A estos nuevos “mayores” se les iba a enseñar con “enseñanza de calidad”, como decían los “sindicaleros” de aquellos tiempos.

Dicha “enseñanza de calidad”, se ve en estos momentos. Una veinteañera, ahora ya treintañera, muy ni-ni-ni-ni (ni trabaja, ni estudia, ni lo intenta, ahora no sabemos qué hace), con la que hablábamos de vez en cuando, nos decía que iba a votar a “Podemos” porque quería comprarse un coche “Mercedes”. Le preguntamos que si sabía lo que iba a hacer Pablo Iglesias con la Deuda Pública. Aparte de no saberlo, no sabía qué era tal Deuda Pública. Pero votamos, oiga.

A pesar de tanta “ley”, las respuestas de alumnos a preguntas de los educadores son auténticas burradas. Así, por ejemplo, una profesora le dijo a una alumna que dibujase un triángulo, respondiendo la muchacha que de cuántos lados. Otro respondió que el “homo erectus” había vivido en las “tabernas”, y que Charles Darwin había “creado” el homo sapiens.

Otro pidió perdón porque dijo que se había “esquivocado”, pero seguía escribiendo bolcán, hacercar, escursión y otras lindezas.

Otro dijo que la gallina era un mamífero, y el caracol un crustáceo, diciendo otro que el Ebro y el Guadalquivir pasaban por Madrid.

En cuanto al tema geográfico ¡para qué vamos a hablar! Decía uno que Inglaterra era el país más grande de Sudamérica, y que Norteamérica del Norte estaba más arriba.

Tal parece que estamos en el “Ministerio de la Verdad” de George Orwell, del que ya hemos hablado en este blog varias veces. En una ocasión dijo la siguiente frase, muy ad hoc para los tiempos actuales:

“Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice”.

En fin, como dijimos en otro artículo dedicado a la enseñanza, debido a que estamos en una sociedad protectora de animales, habría que ver a cuáles se protegen: si a los de cuatro, o a los de dos patas. El que quiere entender que entienda.