El título completo del libro es “El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión
cultural”, autores Nicolás Márquez y Agustín Laje, Unión Editorial S.A.,
Madrid 2016, 285 páginas, incluida Bibliografía.
El libro consta de dos partes: la primera escrita por
Agustín Laje, nos cuenta el origen del feminismo, y de lo que ahora se llama
“ideología de género”. En la segunda, escrita por Nicolás Márques, se analiza la
nueva táctica marxista-leninista-gramsciana del aborto y de la homosexualidad
para lograr sus objetivos, metas y fines revolucionarios.
La primera parte, intitulada “Postmarxismo y feminismo radical”, consta de dos Capítulos
intitulados “Del marxismo al postmarxismo”,
páginas 23 a 42, y “Feminismo e ideología
de género”, páginas 49 a 152.
La segunda parte, intitulada “Homosexualismo ideológico”, consta de siete Capítulos, todos ellos
interesantísimos.
Dentro de la Primera Parte, en el Capítulo I I
intitulado “Feminismo e ideología de
género”, Agustín Laje hace referencia al libro de Ludwig Mises intitulado “Socialismo. Análisis económico y
sociológico”, Madrid Unión Editorial, 2007, transcribiendo lo que se lee en
las páginas 107 y 108:
“Mientras el movimiento feminista se limite a
igualar los derechos jurídicos de la mujer con los del hombre, a darle
seguridad sobre las posibilidades legales y económicas de desenvolver sus
facultades y de manifestarlas mediante actos que corresponden a sus gustos, a
sus deseos y a su situación financiera, sólo es una rama del gran movimiento
liberal que encarna la idea de una evolución libre y tranquila. Si, al ir más
allá de estas reivindicaciones, el movimiento feminista cree que debe combatir
instituciones de la vida social con esperanza de remover, por este medio,
ciertas limitaciones que la naturaleza ha impuesto al destino humano, entonces
ya es hijo espiritual del socialismo. Porque es característica propia del
socialismo buscar en las instituciones sociales las raíces de las condiciones
dadas por la naturaleza, y por tanto sustraídas de la acción del hombre, y
pretender, al reformarlas, reformar la naturaleza misma”.
Dentro de la segunda
parte, en el Capítulo I intitulado “Comunismo
y sodomía”, página 157, nos dice Nicolás Márquez:
“De los grupos sociales
que el neocomunismo ha cooptado como banderín revolucionario para su renovada
causa, se encuentra uno que paradojalmente la más ortodoxa izquierda
tradicionalmente ha odiado, marginado, demonizado y confinado en campos de
concentración todo cuanto pudo: la comunidad homosexual.
Por
empezar, fueron los mismísimos ideólogos del comunismo histórico los que
abominaron de la sodomía y el propio Friedrich Engels, en carta dirigida en
1869 a su amigo y camarada Karl Marx, sobre el problema homosexual se refirió
en los siguientes términos: “Esto que me cuentas son revelaciones contra la
naturaleza. Los pederastas comienzan a multiplicarse y a darse cuenta de que
ellos forman un poder dentro del Estado. Sólo les faltaba una organización,
pero según esto parece ya existir en secreto. Y como se están infiltrando en
todos los viejos partidos e incluso en los nuevos, su victoria es inevitable.
Por suerte, nosotros somos demasiado viejos para tener miedo de ver su
victoria, y tener que rendir tributo en cuerpo a los victoriosos (¡!). Pero las
nuevas generaciones… De cualquier modo, sólo en Alemania es posible que un
hombre como éste aparezca y convierta el vicio en una teoría.
Desafortunadamente, no es todavía suficientemente valiente para confesar
abiertamente ser ‘eso’ y todavía tiene que operar de tapadillo. Pero espera a
que el nuevo código penal del Norte de Alemania reconozca los ‘derechos de
culo’, esto cambiará bastante. Hasta para pobre gente como nosotros, con
nuestra infantil atracción por las mujeres, las cosas están yendo mal”.
Dentro de este Capítulo, el autor hace
referencia al libro “Stalin, el tirano
rojo”, autor Alvaro Lozano, libro al que ya hemos referencia en este blog,
leyéndose en la página 159:
“Los
campesinos considerados ignorantes y sucios, fueron objeto de campañas para
convertirlos en ‘cultos’. Se les enseño a lavarse y a vestir elegantemente a la
manera soviética, e incluso se realizó una campaña para que los hombres se
afeitasen la barba. Una instrucción del Komsomol señalaba: ‘Lavarse los dientes
es un acto revolucionario’. Fumar era considerado perjudicial para el ‘cuerpo
soviético’. Un profesor, Nikolai Gredeskul, anunció la creación de hombres
nuevos: serían ‘el hombre hermoso del futuro’, en parte obrero y en parte
pensador. La guerra, sin embargo, exacerbó problemas latentes en la sociedad
rusa, como el alcoholismo arraigado por las duras condiciones de vida. La orden
de Stalin que veinticinco millones de hombres bebiesen un vaso de vodka diario
durante cuatro años para elevar la moral, garantizó que la siguiente generación
de rusos tuviese un claro referente alcohólico. En 1945 las ventas de vodka
representaron el 38 % del comercio minorista.
El
régimen impuso un nuevo rigorismo moral, como expresión de la ética proletaria
del trabajo, y se prohibió la homosexualidad”
En fin, sin
comentarios.
Recomendamos leer este magnífico libro. No tiene
desperdicio.
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