miércoles, 19 de junio de 2019

Los asesores y la competitividad



Cualquier medida de tipo económico que se tome, requiere un estudio previo para saber el efecto que tendrá sobre las empresas, ya que éstas son los pilares de cualquier Estado normalmente constituido.

Para empezar, la reducción del déficit público, tiene que ser el primer y principal objetivo de cualquier gobierno. Y para esto creemos que no hacen falta 600 asesores, como en su día tenía el Bobo Solemne. Y aún con este “asesoramiento”, el déficit público en España alcanzó cotas estratosféricas.

Además, cuando se dispara el déficit, hay un efecto dominó espantoso: dicho déficit impulsa la presión fiscal, bien directa o indirectamente. A su vez, esta presión trae como consecuencia aumentos e incrementos de todo tipo de costes: desde el aumento del precio del transporte y de la energía, como consecuencia de los impuestos sobre los carburantes, hasta el aumento del IRPF. Esto, a su vez, trae otra consecuencia: los asalariados, como es lógico, intentan pactar otros sueldos que serían inasumibles por la empresa.

También hay que tener en cuenta que la financiación de ese déficit va a suponer el aumento de las cargas financieras de las empresas. Mientras el Estado gaste más de lo que recauda, pondrá a las empresas en un grave aprieto, que derivará en una desastrosa economía nacional como la que estamos viviendo. . .  aunque claro, oiga, a este gobierno parece que le preocupa más la recaudación, y el bombardeo ideológico, que la competitividad de las empresas.



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