Según el
Diccionario de los “inmortales” de la RAE (nos hace muchísima gracia eso de
“inmortales”), la palabra logomaquia se define como:
“Discusión en que se atiende a las palabras y no al
fondo del asunto”. Pues eso
es lo que han hecho, y hacen, los políticos, salvo honrosísimas excepciones,
desde hace casi cuarenta años en España.
Mientras los
españoles sufrieron, y sufren, la intoxicación mediática; mientras el paro sube
a cotas inimaginables, superando las previsiones más pesimistas; mientras las
empresas, y el mundo laboral en general, se destruyen por mor del zarandeo de
la crisis económica; mientras el “pueblo soberano” no encuentra soluciones a
los problemas cotidianos que se presentan, los políticos, como decíamos antes,
siguen con su logomaquia.
Asimismo,
dicho “pueblo soberano”, cautivo, desarmado, alarmado y confundido, ve con
desesperación cómo la casa política vive enzarzada en asuntos estériles y sin
importancia, además de crear problemas artificiales.
Pero claro,
oiga, hay que hacer “reformas”, que más bien parecen “contrarreformas”, y "pactar" Y así
andamos: con el paso cambiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario