Como ya hemos dicho en otras entregas, y como sabrán, en este año se cumple el octogésimo aniversario del fusilamiento de José Antonio, del que prácticamente se ignora su doctrina social, política y económica. Continuamos con lo visto en la entrega anterior que figura en el libro “Obras de José Antonio Primo de Rivera. Edición cronológica, recopilación de Agustín del Río Cisneros”, Editorial Almena 1971, 1153 páginas, incluido Índices, dentro del capítulo “Obreros españoles. Dos caminos”, páginas 735 a 739. Se lee a continuación:
“LLAMAMIENTO
No. El Movimiento Nacionalsindicalista está seguro de haber encontrado una salida justa: ni capitalista ni comunista. Frente a la economía burguesa individualista se alzó la socialista que atribuía los beneficios de la producción al Estado, esclavizando al individuo. Ni una ni otra han resuelto la tragedia del productor. Contra ella levantamos la sindicalista, que no absorbe en el Estado la personalidad individual ni convierte al trabajador en una pieza deshumanizada del mecanismo de la producción burguesa. Esta solución nacionalsindicalista ha de producir las consecuencias más fecundas. Acabará de una vez con los intermediarios políticos y los parásitos. Aliviará a la producción de las cargas con que la abruma el capital financiero. Superará su anarquía, ordenándola. Impedirá la especulación con los productos, asegurando un precio remunerador. Y, sobre todo, asignará la plusvalía, no al capitalista, no al Estado, sino al productor encuadrado en sus sindicatos. Y esta organización económica hará imposible el espectáculo irritante del paro, de las casas infectas y de la miseria. ¡Trabajadores, alerta! El comunismo y todo el movimiento internacionalista trata de especular con las masas obreras. Con los mismos tópicos que en 1914 –libertad, democracia, progreso– intentan arruinar al Estado en beneficio del que paga: Rusia. Las concentraciones populares antifascistas son el taparrabos de los apetitos de Moscú. Ayer imponía la consigna de clase contra clase, de lucha violenta en las calles; hay quiere meter a la masa obrera en andanzas electorales, obligándola con los partidos burgueses de izquierdas. Los obreros, con este cambio de táctica, no van a ganar nada; perderán, tanto si aúpan a las izquierdas burguesas como si llevan a participar en el Gobierno a los comunistas y socialistas. Las izquierdas burguesas, bien avenidas con el capitalismo internacional y los marxistas al servicio de Rusia, harán la política que les ordenen sus amos, no la que interese a los obreros españoles. Los trabajadores harán, una vez más, de carne de cañón, y al final no hallarán ni el pan ni la libertad.
¡Trabajadores! ¡Camaradas! Se acercan momentos decisivos. Nadie puede estar cruzado de brazos. Está pendiente la suerte de todos. 0 los trabajadores, enérgicamente, implacablemente, terminan con el gran capitalismo financiero y se unen al Movimiento Nacionalsindicalista para imponer el régimen de solidaridad nacional, o el internacionalismo nos convertirá en cipayos de cualquier gran poder extranjero.
El movimiento Nacionalsindicalista, consciente de su fuerza y de su razón, mantiene el fuego contra todos los enemigos; contra las derechas, contra las izquierdas, contra el comunismo, contra el capitalismo. Por la Patria, el Pan y la Justicia. Estamos seguros de vencer. Lo exige así el interés de los productores y la conveniencia nacional. Impondremos sin contemplaciones un orden de cosas nuevo, sin hambrientos, sin políticos profesionales, sin caciques, sin usureros y sin especuladores.
¡Ni derechas ni izquierdas! ¡Ni comunismo ni capitalismo! Un régimen nacional. ¡El régimen Nacionalsindicalista! ¡Arriba España!”
Esto no se parece en nada al libro de la Pasionaria “Único camino”, que fue presentado en 1979 a bombo y platillo por Santiago Carrillo
Continuará.
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