Y seguimos con José Antonio que, como ya saben, en este año se cumple el octogésimo aniversario de su fusilamiento. En el libro “Obras de José Antonio Primo de Rivera. Edición cronológica, recopilación de Agustín del Río Cisneros”, Editorial Almena 1971, 1153 páginas, incluido Índices, en las páginas 277 y 278, y dentro del apartado intitulado “El separatismo sin máscara”, dice José Antonio:
“Es decir, se han dado tales alas al separatismo, que hoy el separatismo en Cataluña no es un sentimiento clandestino, transportado en secreto como cosa prohibida, sino que es el efecto retórico de primer uso, lanzado como la cosa más natural, para salvar situaciones difíciles, incluso por las autoridades representantes allí del Estado español.
Puesta la cosa así, desnuda y fría, ante nuestros ojos, tendría que sacudirnos una conmoción de arriba abajo si no hubiésemos perdido por entero la sensibilidad. En España se emplea el sentimiento separatista a plena voz, como instrumento normal de comunicación política, entre los gobernantes de Cataluña y sus gobernados.
A esos gobernantes así no sólo les ha entregado España gran parte de su hacienda y el orden público, sino que les ha entregado lo que importa más: la formación del alma de las generaciones nuevas. Horripila pensar cómo van a sentir la solidaridad española esas generaciones nuevas educadas por quienes profesan sin embozo su insolidaridad.
Formar unidades ingentes, como la de España, es tarea de muchas generaciones al servicio de un constante esfuerzo. La gloria difícil de una gran obra así pide el sacrificio de siglos. Deshacerla es mucho más fácil: basta dejar que florezcan todas las grietas del separatismo elemental, desintegrador, bárbaro en el fondo, para que todo se venga abajo”.
Parece mentira que estas palabras hayan sido escrita en 1934. Cualquier parecido con la realidad actual, no es pura coincidencia.
Continuará.
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