Hemos escrito
muchas veces sobre el marxismo. Y lo seguiremos haciendo.
Después de
haber leído muchos libros sobre el tema, algunos comentados en este blog, cosa
que no ha hecho mucha gente que se autocalifica como marxista-leninista, se
llega a la conclusión de que esta doctrina marxista rezuma odio, terror,
mentira y engaño por los cuatro costados. Como hay que “recuperar la memoria
histórcia”, que más bien parece histérica, vamos a echar un vistazo a dicha
historia.
El marxismo
se ha llevado por delante la vida de más de cien millones de personas, como
está perfectamente demostrado en la historia de la derrumbada URSS, en la de
China, en la de Corea del Norte o en la Cuba del sátrapa Fidel Castro, y en
algún país más que, en su día, quedaron hechizados por la demagogia y la
logomaquia de esta doctrina. Lo malo es que aún sigue hechizando a muchos,
muchas y “muches”, que son los auténticos “idiotas útiles” que diría Lenin.
Y este
hechizo está basado en la mentira y el engaño que, en estos tiempos “modelnos”,
cuenta con un pavoroso basamento: el relativismo moral que hace que se admire y
adore a fanáticos, a cerriles, a criminales, a cínicos, etc, etc. El “pueblo
soberano”, incauto y que no lee, se deja seducir y encandilar por los cantos de
sirena de estos líderes marxistas que
aún siguen “coleando” dentro “de los muros de la Patria mía”.
Si este
“pueblo soberano” leyese un poco se daría cuenta de que el marxismo es
partidario del odio, del terror, de la mentira, del engaño y de la violencia
para conseguir el “porvenir radiante de la Humanidad”, porvenir que jamás llegó
ni por asomos a la destartalada URSS, y a los países nombrados anteriormente.
Este “pueblo
soberano” no se da cuenta de que el marxismo es una auténtica dictadura que
elimina, tortura y encarcela a toda aquella persona que ose cuestionarlo. Pero,
claro, oiga, el canto de sirena es el de siempre: defender a los pobre y
oprimidos. Lo cierto es que cuando llega al poder esta ideología, sí que
convierte en pobre y oprimidos a los ciudadanos, además de hacerlos esclavos
ideológicamnete. Los 145 millones de pobres que dejó el comunismo en la antigua
URSS, así lo demuestra.
La verdad es
que nunca hemos visto colas de gentes necesitadas delante de las sedes del
partido comunista, o del socialista. Sí las hemos visto delante de los
establecimientos de Cáritas, pero claro, Cáritas huele a religión y a iglesias
y esto hay que eliminarlo.
Como ya es
sabido, y también negado, el fin que persiguen no es el aliviar la pobreza,
sino alcanzar el poder. Un vez conseguido, se formará una “nomenklatura”
privilegiada que vivirá opíparamente a costa de la pobreza del “pueblo
soberano”. ( I )
El derrumbe
de la carcomida URSS, así como la apertura parcial de los archivos de la KGB,
que ha permitido que se hayan escrito varios libros sobre el tema del comunismo,
han dejado en evidencia todo el sistema aunque, claro, como esto no lo quieren
reconocer, los marxistas se han disfrazado de otros “istas”: feministas,
homosexualistas, ecologistas o “ecoloxistas”, aperturistas, “muticulturalistas
identitarios” y demás caparazones. Pero por mucho que se disfracen, en el fondo
son siempre lo mismo: “una fría y eficaz máquina de matar”, que diría el
criminal Ernesto “Che” Guevara, cuya imagen se ve en algunos jerseys, o en las
habitaciones de ricas señoritas de
suntuosas mansiones, coches de lujo y playeros de 150 euros.
Y terminamos
dando un repaso al número de víctimas del marxismo:
URSS: 20
millones; China, 54 millones; Corea del Norte, 2 millones; Camboya, 2 millones;
Vietnan, 1 millón; en los países de la antigua Europa Oriental, 1 millón; en
Afganistán, 1,5 millones; Africa, casi 2 millones y en América Latina casi
150.000. Todo esto sin contar las víctimas de otros países, como por ejemplo
las miles de personas asesinadas durante la II República española.
( I
).- Esto se ve en varios libros, entre
ellos “La vida oculta de Fidel Castro”,
comentado en este blog con fechas 28, 29 y 30 de noviembre de 2016, y “La nomenklatura. Los privilegiados en la
URSS”, comentado en este blog con fecha 14 de junio de 2017.
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