Ver, leer, oír y no callar ( L X V )

 Las próximas entregas de “Ver, leer, oír y no callar”, vamos a dedicarlas al desastroso gobierno del Bobo Solemne, que fue el causante de todos los males que nos aquejan en estos momentos en España, ahora aumentados por el desgobierno de su “Sanchidad”. Hay que “recuperar la memoria histórica”, oiga.

Cultura y ecologismo.

 Como sabrán, Wangari Maathai, conocida como la “Mujer Árbol”, fue una ecologista de Kenia, además de política, que recibió en el año 2004 el Premio Nobel de la Paz por su “contribución al desarrollo sostenible de la democracia y la paz”. La “contribución” de esta individua era considerar, entre otras cosas, que la ablación de clítoris era un “patrimonio cultural”, oiga. Por tanto, por mor de la cultura, y con navaja en mano, hay que desangrar a unas pobres criaturas indefensas.

Esta persona, fue una activista ecológica que consideraba, por lo expuesto, a la cultura y a la ecología como auténticos dogmas sagrados, y si no aceptas estos dogmas fanáticos, ya sabemos lo que nos espera: racista, xenófobo, contaminador, etc, etc.

Aparte de la espantosa ablación, esta individua también era partidaria de la infibulación que, como todo el mundo sabe, es colocar un anillo u otro artilugio en los órganos genitales con el objeto de impedir el coito.

¿Qué dijeron en su día los del orgullo gay, los “artiscejos zetapedos”, los de la alianza de civilizaciones "zapateril" y demás, de todo esto? Lo de siempre: callaron como zorras.

Recordarán también que esta “doctora” dijo en su día que el virus causante del sida, el VIH, había sido producido por la ingeniería genética occidental para “castigar a los negros”.

La mala intención de esta mujer salta a la vista ¿Acaso no sabe que en la India casi un millón de mujeres estuvieron contaminadas por el sida debido a las relaciones extramatrimoniales de sus maridos? ¿Será esto también para “castigar a los negros”?

Por otra parte, según opiniones de muchos entendidos, el SIDA tuvo su origen en África, ya que los monos, chimpancés, simios y póngidos tienen un virus similar (SIV) al del sida (VIH).

Lo que no se sabe con exactitud es cómo pasó esta enfermedad a los humanos. Unos sostienen que fue debido a que personas comieron la carne de los animales citados, estando infectados. Otros sostienen que se debió a relaciones sexuales entre un humano y uno de estos animales.

Visto lo anterior, parece extraño que se haya podido dar un Premio Nóbel a una persona con esta mentalidad.