Continuamos con personajes célebres, ignorados por la inmensa mayoría al ser
borrados de la Historia por motivos ideológicos y políticos. Hemos preguntado a
una estudiante con dos títulos universitarios, y no sabía quién había sido
Séneca. Sin comentarios.
El nombre completo de este insigne español, nacido en
Córdoba en el año IV a.d.C. y fallecido a la edad de 64 años, era Lucio Anneo
Séneca, hijo de Marco Anneo el Retórico, que fue el maestro de su propio hijo.
Séneca tenía unas cualidades intelectuales extraordinarias, lo que hizo que su
padre lo llevase a Roma que era el lugar donde se encontraba la intelectualidad
de aquellos años.
Su precaria salud le salvó de ser ejecutado, ya que
Calígula había dado la orden de asesinarlo porque sentía envidia de su saber, y
terminó despreciándolo precisamente por
su mala salud. Debido a ésta, y para curarse, se olvidó durante cierto tiempo de sus
estudios y se dedicó a viajar. Al volver a Roma, prácticamente ya se había
curado, volviendo a escribir profusamente. Sus escritos eran de tal calidad que
el mismísimo Nerón le llamó para que fuera su maestro, circunstancia ésta que
le llevó a amasar una gran fortuna.
Por aquellos años hubo un complot contra Nerón, la
“Conjuración de Pisón”, y le dijeron al emperador que Séneca estaba implicado
en dicho complot. Ni qué decir tiene que Nerón dio la orden para ejecutar al
español, valiéndose de una carta que le envió a su domicilio.
Séneca comprendió sobradamente que su situación era
terrible. Terminó abriéndose las venas, previa despedida de su esposa Paulina y
de sus amigos.
Aunque no llegó a conocer el cristianismo, sus
escritos y epístolas morales coinciden muchísimo con su doctrina, ya que
hablaba de la Providencia, además de creer en la vida después de la muerte. Hay
quien sostiene que se escribía con San Pablo, aunque esto no está
suficientemente documentado y comprobado.
Poco antes de morir, escribió “Cartas a Lucilio”, amigo suyo, que son toda una lección de ética y
moralidad.
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