Bien es cierto que cuando Roma conquistó España, nos
trajo y nos dejó su gran cultura. Pero también es cierto que nuestra Patria dio
a Roma muchos hombres ilustres, como es el caso de Quintiliano y de otros
muchos, algunos de ellos ya comentados en este blog.
Se fue a Roma para estudiar con el gramático Pelemón.
Una vez allí, pronto se destacó como uno de los mejores oradores del Foro, lo
que le valió para que el pretor Galba le trajese a España para que ejerciese
como abogado del Tribunal Superior de la España Tarraconense.
La estimación que Galba tenía por Quintiliano, hizo
que cuando aquél fue proclamado emperador le llevase a Roma, ocupando el primer
puesto de abogados del Foro Romano.
Una vez muerto Galba, su sucesor Vespasiano concedió a
Quintiliano una cátedra pública dándole un sueldo de 100.000 sestercios.
Por otra parte, era un gran educador, hasta tal punto
que Domiciano le encargó personalmente la educación de sus hijos, nombrándole
posteriormente cónsul.
Los que le conocieron lo calificaban como persona
seria, agradable y muy humana, además de
ser enemigo de la crítica y de las adulaciones. Era también muy generoso, ya
que donaba parte de sus grandes emolumentos.
Escribió varios libros, pero quizá el más importante
sea el denominado “Instituciones”, en
el que se pueden ver, entre otras cosas, grandes principios sobre educación,
principios lamentablemente desaparecidos hoy día.
¿Saben nuestros jóvenes “telefonópatas” quién fue
Quintiliano? Nos tememos que no.
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