sábado, 4 de junio de 2022

Poesía del Siglo de Oro, Los mejores romances de la lengua castellana y Rimas y Leyendas de Bécquer ( I X )


 


Continuamos con los libros “Poesía española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas; "Los mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A., 1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”, Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317 páginas incluido “Índice”.

En la página 25 del primer libro, figura una poesía de Diego Hurtado de Mendoza. Dice así:

“Tu gracia, tu valor, tu hermosura,

muestra de todo el cielo, retirada,

como cosa que está sobre natura.

Pero yo, que en el alma tu figura

tengo, en humana forma abreviada,

tal hice retratarte de pintura,

que el amor te dejó en ella estampada.

No por ambición vana o por memoria

tuya, o ya por manifestar mis males;

mas por verte más veces que te veo,

y por sólo gozar de tanta gloria,

 señora, con los ojos corporales,

como con los del alma y del deseo”

En la página 78 del segundo libro, figura el romance intitulado “Romance de Rosaflorida”. Dice así:

“En Castilla está un castillo,
que se llama Rocafrida;
al castillo llaman Roca,
y a la fonte llaman Frida.
El pie tenía de oro
y almenas de plata fina;
entre almena y almena
está una piedra zafira;
tanto relumbra de noche
como el sol a mediodía.
Dentro estaba una doncella
que llaman Rosaflorida;
siete condes la demandan,
tres duques de Lombardía;
a todos les desdeñaba,
tanta es su lozanía.
Enamoróse de Montesinos
de oídas, que no de vista.
Una noche estando así,
gritos da Rosaflorida;
oyérala un camarero,
que en su cámara dormía.
-"¿Qué es aquesto, mi señora?
- ¿Qué es esto, Rosaflorida?
"O tenedes mal de amores,
o estáis loca sandía."
-"Ni yo tengo mal de amores,
ni estoy loca sandía,
"mas llevásesme estas cartas
a Francia la bien guarnida;
diéselas a Montesinos,
la cosa que yo más quería;
dile que me venga a ver
para la Pascua Florida;
darle he siete castillos
los mejores que hay en Castilla;
y si de mí más quisiere
yo mucho más le daría:
darle he yo este mi cuerpo,
el más lindo que hay en Castilla,
si no es el de mi hermana,
que de fuego sea ardida.”

En la página 37 del tercer libro, se lee la rima I X. Dice así:

                          “Besa el aura que gime blandamente

                           Las leves ondas que jugando riza;

                          El sol besa a la nube en Occidente

                          Y de púrpura y oro la matiza;

                          La llama en derredor del tronco ardiente

                          Por besar a otra llama se desliza,

                          Y hasta el sauce inclinándose a su peso,

                          Al río que le besa, vuelve un beso”.

Continuará.




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará.


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