Como es sabido, el PCUS de la extinta URSS era el soporte de todo el acontecer soviético, si bien hubo gente que pensó que el tal partido no era ni comunista ni marxista. Y sino fíjense lo que dijo en su día Mijail Gorvachov al manifestar que Stalin había pisoteado y traicionado los ideales de la “gran revolución”. Sin comentarios.
El propio Gorvachov, al comienzo de
su carrera política allá por los años cincuenta del siglo pasado, criticaba la
jerarquización, la nomenklatura y la burocratización del sistema:
“Que
repugnante es aquí . . .En especial el modo de vida de los jefes locales. La
aceptación de la conformidad, la subordinación, con todo predeterminado, el
abierto descaro de las autoridades y la arrogancia. Cuando se mira a un jefe
local nada sobresale salvo su barriga ¡Pero qué aplomo, qué seguridad en sí
mismo y qué tono condescendiente y protector”.
Cuando se derrumbó la URSS, y como
ya hemos dicho varias veces, la gente perdió el miedo y comenzó a hablar. Así,
por ejemplo, Valentina Kachalova, una anciana militante comunista, manifestaba
en 1992:
“Toda
la vida nos engañaron, toda la vida creímos en promesas, que fue lo único que
nos dieron”.
En fin, y para terminar, diremos
que la URSS terminó sus días no con una explosión, ni con un alarido, a pesar
de varios suicidios de algunos dirigentes, sino con un gemido y con un susurro.
El legado que ha recibido la Rusia postcomunista ha sido terrible. Esperamos y
deseamos que el noble pueblo ruso salga del marasmo heredado.
Vean en este vídeo los últimos días
de la URSS, con la implantación de la “glasnott” y la “perestroika”, así como
el fin del “Muro de la vergüenza”, y el derribo de estatuas, entre ellas la del
monstruoso Lenin. Pinchen en el siguiente enlace para verlo.
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