Como ya hemos dicho varias veces, hay personas que al abrir la boca se les ve la alfalfa por mor de su ignorancia y de su escaso nivel intelectual, propios de un pitecántropo o de un australopitecus, como mucho. Lo peor del asunto es que estas personas llegan a ocupar puestos importantes, sobre todo en la política, siendo auténticos personajes devotos del odio y de la inquina, amén de crear tabiques y paredes de repulsión y abominación contra todo lo que no comprenden, o no quieren comprender.
Por otra parte, estos indoctos e ignorantes sujetos,
sujetas o “sujetes”, obtusos de entendimiento, son de un populismo, de una
demagogia y de una logomaquia impresionantes, más bien mefíticas. Y así se
llega a lo que se llega, al endeudamiento, a una situación en la que se puede
“okupar” sin comprar ni gastar ni un penique, a aprobar sin el mínimo esfuerzo,
a cobrar sin dar ni un palo al agua, al barbarismo, a la majadería, a la
bobería, a la sandez, a la hediondez . . .
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