El título completo del libro es “El KGB y la
desinformación soviética. Panorama desde el interior”, autor Ladislav
Bittman, Editorial Juventud, 1987, 335 páginas, incluido Índice.
El autor fue un comunista funcionario del servicio de
información de Checoslovaquia. Posteriormente, cuando en 1968 la Unión
Soviética invadió este país, se dio cuenta de todas las tramas y embustes del
comunismo, abandonando el comunismo, marchándose para los para Estados Unidos (Página
7).
El libro consta de “Prólogo”, página5; “Prefacio
¿Por qué preocuparnos?”, página 7; XI Capítulos, páginas 11 a 314; “Epílogo
¿Qué puede hacerse?”, página 315, y “Notas”, páginas 321 a 332.
Este magnífico libro desmonta toda la urdimbre que la
temible KGB soviética tenía instalada en todo el mundo. Su principal objetivo
era hacer creer a la gente que los medios de comunicación dicen la “verdad”,
sobre todo cuando están en manos del Estado. Esto nos recuerda una frase de
Jean François Revel que decía que la mentira es la primera fuerza que dirige el
mundo.
En esta obra se ve que los “mass-media”, en lugar de
dar información verdadera, concreta y precisa, se dedican a divulgar “todo”,
incluyendo en este “todo” las formas más subliminales de manipulación
psicológica y moral, lo que lleva al “pueblo soberano” a una opresión mental de
la que no se entera. Las bases de este “todo” son la mentira, el engaño, el
embeleco, la demagogia, el populismo, la logomaquia, la censura, la hipocresía,
etc, etc.
En la página 13, dentro del Capítulo I intitulado “Recuerdos
de un antiguo perpetrador”, se lee: “Con la ayuda de las naciones satélites,
el KGB lanzó cientos de operaciones destinadas a crear la confusión y a
desacreditar a los Estados Unidos y otros países de la OTAN, sirviéndose para
ello de la falsificación de documentos, la influencia de agentes bien situados
y la manipulación de los medios de comunicación de masas.
Aunque el objetivo primordial de la
propaganda oficial en el extranjero consiste en la promoción de una imagen positiva
de la Unión Soviética, las ‘medidas activas’ puestas en práctica por el KGB van
encaminadas a lograr la desmoralización y la erosión del poder en los países
contra los que se dirigen”.
En la página 63, dentro del Capítulo III intitulado “Los
laboratorios de la desinformación”, se lee: “Y durante la guerra
civil española (1936-1939), los rusos enviaron equipo militar, armas,
instructores y un gran número de operadores del servicio de espionaje y de la
policía secreta para que pusieran en práctica l ‘justicia revolucionaria’. La
caza de los contrarrevolucionarios, los desviacionistas políticos y los
sospechosos se convirtió en un procedimiento de rutina”.
En la página 216 dentro del apartado intitulado “Propaganda
sobre la guerra y la paz: mejor rojo que muerto”, perteneciente al Capítulo
VII intitulado “El juego de la guerra”, se lee:
“El movimiento pacifista ha sido una
acción unilateral contra la política de defensa occidental, ignorando la pesada
máquina militar soviética. Los soviéticos emplean sus canales de comunicación
oficiales y secretos para fomentar el movimiento pacifista internacional y
aprovechan éste para socavar la alianza militar occidental. Pero no toleran
movimientos pacifistas en la patria. Todo ciudadano que hable en favor de la
reducción de la fuerza militar de su país será considerado como enemigo del
sistema. Por ejemplo, el KGB se puso en movimiento el 1 de noviembre de 1982
cuando un grupo pacifista organizó una conferencia de prensa en el apartamento
de uno de sus miembros. Impidió a Sergei Batourin, el líder del grupo, y a su
mujer que salieran de su casa y no permitió a los miembros que se presentaron
entrar en el apartamento. Varios corresponsales extranjeros que habían entrado
con anterioridad en el apartamento se les ordenó que lo abandonaran. Los movimientos
pacifistas internos irritan más a las autoridades soviéticas que cualquier otro
tipo de organizaciones disidentes. Cuando un numeroso grupo de pacifistas
escandinavos acudió a Rusia en julio de 1982 e inició una marcha por la paz a través
de diversas ciudades, se detuvo a varios pacifistas soviéticos y se sometió a
otros a arresto domiciliario”.
Muy interesante es el Capítulo IX intitulado “El
romance con el terrorismo”, página 249.
En fin, recomendamos leer este magnífico libro para
ver como se las gasta este sistema que muchos añoran y otros quieren imponer.
Como siempre decimos, y perdón por la repetición, el sistema comunista es bota,
bozal, grillete, zahúrda, oir, ver y callar, amén de carecer de respeto y de
libertad.
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