Aunque ya hemos hecho varios comentaros sobre el
asunto de la enseñanza, vamos a seguir con el tema, ya que la cosa está ahora
en el “candelabro”, como diría un votante socialista, por mor de la ley Celáa.
En una sociedad normalmente constituida, los temas que
afectan a las personas tienen que interesar a todo el mundo, principalmente al
Gobierno, aunque este interés, y como se está viendo ahora, y desde hace años
en esta impresentable España, hay que encaminarlo a la manera de pensar de los
que “okupan” el poder.
El núcleo humano primordial y esencial es la familia.
En cualquier tiempo histórico y en cualquier lugar del mundo, hombres y mujeres
se unen para crear una familia, preocupándose los padres, obviamente, de
enseñar a los hijos los valores éticos, morales y culturales que ellos crean
convenientes, es decir, educarlos. . . aunque en los tiempos que corremos lo de
la “familia” suena mal, además de no poder crearse por gays y lesbianas.
Dicha transmisión de valores éticos, morales y
culturales de padres a hijos, en la actualidad, y desde hace décadas, aquí en
España se encuentra con dos opositores de corte totalitario: la influencia e
intromisión del Estado en la educación, así como de las ideologías políticas,
que se transmiten a través de los “mass-media” del poder. En una palabra: la
educación y la familia son los pilares del terremoto que estamos viviendo, en
el que la mentada educación pasará a ser una ideología monolítica que hará, y
hace, que la juventud esté totalmente obnubilada, mientras que los padres
quedarán desterrados, siendo meros espectadores de todo este tinglado, en el
que será todo “único”: escuela única, profesorado único, libros de texto
únicos, etc, etc
Todo esto persigue un “comunitarismo” con frases
rimbombantes basadas en el más puro populismo, así como en la más pura
demagogia y logomaquia. Pero, claro, oiga, de esto el “pueblo soberano” ni se
entera.
El intervencionismo estatal, al más puro estilo
marxista-leninista, está sobradamente demostrado en esta ley de “educación”
(LOMLOE), ya que arrasa todo tipo de derechos y libertades, como están
expuestos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En este
arrasamiento lo que más les interesa es acabar con la enseñanza religiosa, la
cristina, claro. De la musulmana, ni pío.
Como decía la sujeta Celáa, los hijos no son de los
padres. Entonces, ¿de quiénes son? ¿Por qué envió usted a sus hijas a estudiar
a un colegio de élite concertado y cristiano, si no son suyas?
Continuará.
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