Ya saben que nos gusta “recuperar
la memoria histórica”, pero la reciente. Vamos a ello.
Como recordarán, la ley del aborto
“zapateril” entró en vigor en julio de 2010. Y como recordarán también, el 8 de
octubre de ese mismo año se estrenó la película, más
bien documental, “Dinero de sangre” (“Blood Money”). La reacción de los cínicos
abortistas, empezando por el gobierno, no se hizo esperar: mientras que a una
joven de 16 años se la considera “madura” para abortar, sin embargo no la consideran
tal para poder ver el citado documental, ya que es para mayores de 18 años. En esta
cinta se expone crudamente la realidad del aborto que, además de ser un
atentado contra la vida, supone pingües beneficios para muchos.
A pesar de que el gobierno reconoce
la obligación del Estado para proteger la vida del no nato, tal como está contemplado
en la Carta Magna, en realidad esto se lo pasaba, y se lo pasa, por el forro de
los dídimos porque, según la ministra de igualdad de aquellos tiempos, la
ínclita e inefable Bibiana Aído, la vida del no nato no es vida humana hasta la
semana 15 del embarazo ¿Se cree esta “sujeta” que tiene la suficiente solvencia
moral, ética, jurídica y hasta científica, para realizar tal afirmación?
Ni que decir tiene que esta afirmación
de la Bibi fue rebatida por miles de científicos y juristas de verdadero
prestigio, que publicaron manifiestos aportando pruebas evidentes del comienzo
y origen de la vida. Pero fue igual, esta ignorante “miembra” del gobierno
rechazó todo este tipo de comentarios y la ley fue sancionada por el patrón del
“Bribón”.
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