sábado, 8 de agosto de 2020

Pedro Sánchez y el comunismo ( y I I )



Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre el otro personaje admirado por el “Doctor Sancheznstein”: La Pasionaria.

 Desde las elecciones de 1936, hasta el 18 de julio de ese mismo año, La Pasionaria y el PCE desencadenaron una ofensiva, no a favor de la democracia y de la libertad, sino a favor de la revolución comunista. Tanto el Parlamento como la calle, se convirtieron en una auténtica estrella roja.


Desde su escaño parlamentario, La Pasionaria insultaba y acosaba a los líderes que no estaban de acuerdo con la revolución que ella y sus secuaces planeaban. Gil Robles y Calvo Sotelo eran sus dianas, a los que amenazó de muerte. Fue la gran pregonera de la Guerra Civil, incitando a la lucha a muerte a las dos Españas, aunque sus panegiristas pasaron, y pasan, por alto todos estos hechos.


En 1963 publicó “El único camino”, que fue una parte de sus memorias. Nada dice del pacto nazi-soviético, lo mismo que tampoco dice nada José Díaz en su libro “Tres años de lucha”, como tampoco comenta nada el cínico y criminal Santiago Carrillo en “Mañana España. Conversaciones con Régis Debray y Max Gallo”, así como en sus “Memorias”.


Estos libros, comentados en este blog, son un cúmulo de vaguedades, mentiras y olvidos, además de inventar muchas cosas, todo ello mezclado con el consiguiente enredo marxista.


Su trayectoria política, a pesar de la propaganda comunista, que la elevó al mito (“una flor del siglo XX”), fue mediocre. Sólo se limitó a seguir las consignas del criminal Stalin.


Participó en la “huelgona” de 1917 no como “pancartera”, sino fabricando explosivos, como ella misma reconoció.


Como ya saben, una vez terminada la Guerra Civil, se refugió en la URSS, mostrando una gran incoherencia: “Vale más morir de pie, que vivir de rodillas”. No murió de pie, aunque sí vivió de rodillas ante Saltin y el sistema comunista.


La propaganda comunista le atribuyó esta frase, lo mismo que en su día el comunismo cubano se la atribuyó al criminal Che Gevara. La verdad es que ya Juárez ya la pronunció en el siglo XIX en Méjico. También se le atribuye esta frase a Zapata y a José Martí.

Ora frase que pronunció fue la de “Más vale matar a inocentes que liberar a un culpable”. Como en el caso anterior, esta frase tampoco es suya, sino de Máximo Gorki.


En la Revolución de Octubre de 1.934, es cuando verdaderamente se la eleva a la categoría de mito por los “historieteros” de ahora, que han fabricado leyendas de todo tipo como activista no sólo en este año, sino durante los primeros años de la República. Todo mentira. Como es sobradamente conocido, la citada Revolución fue preparada y realizada por los socialistas, de los que La Pasionaria llevaba separada más de diez años. Los comunistas de aquel año no hicieron prácticamente nada en aquel Octubre de 1.934. En ese año, ella ya estaba en Madrid, y había hecho un viaje al paraíso comunista de su amo José Stalin y, como casi siempre, no se enteró de nada: ni de las purgas, ni de los gulags, ni de las deportaciones en masa, ni de cómo vivía realmente el pueblo soviético. Pero eso sí, vino “convencida” del sistema.



Su sumisión al cruel y criminal Stalin fue tal, que aplaudió y alabó del pacto contra natura nazy-soviético, en el que Stalin brindaría por Hitler, al mismo tiempo que alababa y aplaudía también el reparto e invasión de Polonia. La firma de dicho pacto, tuvo muchas consecuencias, como por ejemplo en España con la retirada de las Brigadas Internacionales. A tal efecto, cuando éstas se marcharon, tuvo la desfachatez y el cinismo de decir que tal retirada era por “razones poderosas y por razones de Estado”.



Otro asunto del que prácticamente no habla nadie es de la pulmonía que cogió en la URSS y que estuvo a punto de costarle la vida. Cómodamente instalada en una clínica de élite, como corresponde a una “nomenklaturista” del partido, fue tratada con medicamentos traídos del odioso mundo capitalista, es decir, de EE.UU. Dice en sus “Memorias” que durante este tiempo que duró la enfermedad (finales de la década de 1.940), aprovechó para leer, entre otros, a Marx ¿Pero cómo? ¿Era comunista y no había leído a Marx?



Pero donde se pone de manifiesto su alto grado de hipocresía y cinismo, fue a partir de la muerte de su gran admirado Stalin, ocurrida el 5 de marzo de 1.953. Como se recordará, tres años más tarde, en 1.956 su sucesor, Kruschev, convocó el XX Congreso del PCUS, en el que denunció de forma tímida los crímenes cometidos por Stalin. La Pasionaria alegó “desconocimiento” de tales crímenes.



Otro asunto que los de la internacional de la mentira, del odio y del terror niegan, callan y omiten: La Pasionaria murió confesándose y comulgando. Como supondrán, este dato resultó muy fuerte para una persona que había sido un “símbolo” del comunismo durante aquellos años republicanos.



Otros que también murieron en las mismas circunstancias fueron, como ya hemos escrito varias veces, Manuel Azaña y Luis Companys, por poner un par de ejemplos.



Finalizando la Guerra Civil, ofreció a Negrín el apoyo de su partido, con el objeto de que no claudicara y siguiese adelante con la guerra.


A principios de marzo de 1939 huyó a París, y posteriormente a Moscú, siendo elegida secretaria general de su partido en el exilio. El gobierno soviético de le concedió la Orden de Lenin y el premio Internacional de la Paz. Sin comentarios.



En el año 1985, Pilar Urbano hizo una entrevista a Tarradellas, el cual, refiriéndose a las amenazas de La Pasionaria a Calvo Sotelo, dijo:


“Me acuerdo del día que Dolores Ibárruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de has hablado por última vez, porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo”. ( I )



De los jaleos, enfrentamientos, discrepancias y odios que se tenía los dirigentes del partido José Díaz, Antón y Pasionaria, nada se comenta.


El comunista Jesús Hernández, que fue ministro de Sanidad y de Educación durante la Guerra Civil, que huyó también a la URSS, comprobó allí los citados jaleos y enfrentamientos de los jerarcas del PCE, siendo expulsado en 1944 del partido por “actividades antisoviéticas”.


En su obra “Yo, ministro de Stalin en España”, Editorial NOS, Madrid 1954, nos dice Hernández en las páginas 131 y 132:


“Pasionaria odiaba a Díaz.  No podía olvidar que él había hecho severos comentarios sobre sus clandestinas relaciones amorosas con Francisco Antón,  jovenzuelo de veinte años menos que ella y prototipo de los trepadores sin escrúpulos. Antón era entonces el Comisario del frente de Madrid, y entonces y siempre un auténtico señorito comunista. . . En el momento en el que Buró Político tomaba la decisión de sustituirle del puesto de Comisario, se le ocurrió a Prieto lanzar una andanada contra el predominio de los comisarios comunistas. El Partido tomó la defensa en bloque de sus posiciones, viéndose a incluir la de Antón, comprendido  en las reformas prietistas. Y con aquella pasmosa agilidad de nuestra propaganda convertimos a Antón en una figura señera, junto con Miaja, de la defensa de Madrid.

Comprendiendo Antón lo inestable de su situación, buscó la manera de afianzarse en un puesto de dirección del Partido. Y dio en la flor de enamorar a Pasionaria. Pasionaria le defendería. Pasionaria intrigaría cerca de la delegación soviética para sostenerle a él. Y no se equivocó. Pasionaria olvidó que era la mujer de un minero; se olvidó de que tenía dos hijos con tantos años como su amante; olvidó que su esposo, Julián Ruíz, se batía en los frentes del Norte; olvidó el decoro y el pudor; se olvidó de sus años y de sus canas y se amancebó con Antón, sin importarle la indignación de cuantos sabían y conocían sus ilícitas relaciones . . .Antón  dejó de ser Comisario político del frente de Madrid, pero pasó a dirigir la comisión político-militar del Partido. José Díaz había dicho a Pasionaria: ‘Me tiene sin cuidado tus asuntos privados, pero ya que tengo que ser forzosamente alcahuete de tus amoríos (pues si el hecho trasciende se vendrá al suelo todo tu prestigio, y tu nombre lo hemos convertido en en bandera moral y ejemplo de mujeres revolucionarias), debes saber que todo el aprecio que tengo por Julián lo siento de desprecio por Antón'”.


( I ).- “Dolores Ibárruri. Pasionaria”, Ediciones B, S.A., Barcelona 2004,  página 210. En este libro se pueden ver los comentarios que hace Carrillo sobre La Pasionaria, y los que hace el marxistólogo Ángel Maestro que, como supondrán, no coinciden en nada.



En fin, este era otro de los personajes tan admirado por el “Doctor Sancheznstein”.


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