Como ya es sabido, la persecución de los cristianos
sigue campando por sus respetos en muchas partes del mundo. La indiferencia
ante esta persecución de “demócratas”, “progres” y políticos en general es poco
menos que vergonzosa.
Si hacemos un somero repaso sobre dicha persecución,
vemos que primero fue en Irak. Allí, una minoría cristina de las más antiguas,
compuesta por caldeos y asirios, está en trance de desaparecer por mor de esa
violencia innata del Islam desatada contra los cristianos en todo el mundo.
A continuación fue Siria en donde los yihadistas,
aprovechando una violentísima y sanguinaria guerra civil, se cebaron
alevosamente contra los cristianos en general: asesinatos de clérigos de
distintas confesiones cristianas, quema e incendios de templos, así como
expulsión de personas cristianas y violación de las jóvenes.
Posteriormente fue Egipto con su “primavera árabe”
que, como ya se sabe, fue un triunfo de los Hermanos Musulmanes, produciéndose
después un golpe militar ante el cual el progresismo miró para otro lado. Dicho
golpe ha encubierto incendios de iglesias, asesinatos y demás contra los
cristianos.
Siguen Líbano y Jordania que, aunque en menor escala,
no se sabe muy bien cómo terminará el enfrentamiento entre chiís y sunitas. Los
cristianos temen lo peor.
Actualmente en Nigeria se masacraron más de 6.000
cristianos, de lo que nadie y nada se comenta.
Ante esta situación desesperada de los cristianos en
aquellas zonas, los políticos españoles, si es que les puede calificar como
tales, salen por peteneras con vagas declaraciones o, en el peor de los casos,
silenciando cobardemente lo acontecido.
Dichos “políticos”, tan sensible ellos al
“multiculturalismo identitario”, al “pluralismo”, a la “diversidad”, a los
“derechos humanos” y demás monsergas de las que hacen gala sólo cuando les
interesa, no toman ninguna medida para evitar estas masacres
¿Y qué dijo en su día sobre esto el atornillado patrón
del Bribón? Pues nada. Ahí está ahora en los Emiratos Árabes Unidos, país de
confesión musulmana, que no tiene instituciones elegidas de forma democrática,
así como tampoco tiene partidos políticos, lo que conlleva que sus habitantes
carecen del derecho de cambiar de gobierno. Por otra parte, la Agencia de Seguridad
del Estado, reclusa de forma arbitraria e injusta, a personas que se las
detiene por varios asuntos, sometiéndolas a todo tipo de torturas. No hay
libertad de expresión. Se encarcela en condiciones espantosas y terroríficas a
cualquiera que critique al gobierno. Todo esto, y más, se puede ver en los
informes de Amnistía Internacional.
Algún día lo pagarán caro.
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