miércoles, 19 de agosto de 2020

Algún día lo pagarán caro



Como ya es sabido, la persecución de los cristianos sigue campando por sus respetos en muchas partes del mundo. La indiferencia ante esta persecución de “demócratas”, “progres” y políticos en general es poco menos que vergonzosa.

Si hacemos un somero repaso sobre dicha persecución, vemos que primero fue en Irak. Allí, una minoría cristina de las más antiguas, compuesta por caldeos y asirios, está en trance de desaparecer por mor de esa violencia innata del Islam desatada contra los cristianos en todo el mundo.

A continuación fue Siria en donde los yihadistas, aprovechando una violentísima y sanguinaria guerra civil, se cebaron alevosamente contra los cristianos en general: asesinatos de clérigos de distintas confesiones cristianas, quema e incendios de templos, así como expulsión de personas cristianas y violación de las jóvenes.

Posteriormente fue Egipto con su “primavera árabe” que, como ya se sabe, fue un triunfo de los Hermanos Musulmanes, produciéndose después un golpe militar ante el cual el progresismo miró para otro lado. Dicho golpe ha encubierto incendios de iglesias, asesinatos y demás contra los cristianos.

Siguen Líbano y Jordania que, aunque en menor escala, no se sabe muy bien cómo terminará el enfrentamiento entre chiís y sunitas. Los cristianos temen lo peor.

Actualmente en Nigeria se masacraron más de 6.000 cristianos, de lo que nadie y nada se comenta.

Ante esta situación desesperada de los cristianos en aquellas zonas, los políticos españoles, si es que les puede calificar como tales, salen por peteneras con vagas declaraciones o, en el peor de los casos, silenciando cobardemente lo acontecido.

Dichos “políticos”, tan sensible ellos al “multiculturalismo identitario”, al “pluralismo”, a la “diversidad”, a los “derechos humanos” y demás monsergas de las que hacen gala sólo cuando les interesa, no toman ninguna medida para evitar estas masacres

¿Y qué dijo en su día sobre esto el atornillado patrón del Bribón? Pues nada. Ahí está ahora en los Emiratos Árabes Unidos, país de confesión musulmana, que no tiene instituciones elegidas de forma democrática, así como tampoco tiene partidos políticos, lo que conlleva que sus habitantes carecen del derecho de cambiar de gobierno. Por otra parte, la Agencia de Seguridad del Estado, reclusa de forma arbitraria e injusta, a personas que se las detiene por varios asuntos, sometiéndolas a todo tipo de torturas. No hay libertad de expresión. Se encarcela en condiciones espantosas y terroríficas a cualquiera que critique al gobierno. Todo esto, y más, se puede ver en los informes de Amnistía Internacional.

Algún día lo pagarán caro.



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