Cuando uno mira para el
tendido, observa en primera fila a las “figuras” de la casta política. Si
después se mira un poco más arriba, lo que se ve es un panorama poco menos que
desolador: actores y protagonistas de la política que no valen ni para mirar a
ver si vienen. Dichos actores y protagonistas actúan como si fuesen auténticas
marionetas en la cuerda. También se ven sujetos y sujetas que siguen amarradas a
las mamandurrias y sinecuras de la teta. Ustedes ya nos entienden.
Pero lo peor es cuando se
mira para el tendido catalán. Allí aparecen los que seccionan y cortan el
bacalao que tratan de vender en esta impresentable España. Son una casta que,
con todo tipo de falencias y fementidos, tratan vendernos dicho bacalao.
Peor aún es que estos
tiparracos son una casta de truchimanes, compuesta por tipos loquinarios y
tarúpidos. Pero, oiga, “el pueblo soberano” sigue sin enterarse. Con el “ente”
y ver correr a veintidós personas detrás de un kilo de aire encerrado en un
cuero, ya tienen bastante.
Así nos luce el pelo.
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