jueves, 6 de agosto de 2020

Pensar



En estos tiempos que nos ha tocado vivir, hay dos cosas muy curiosas: el relativismo moral y el dogmatismo político que, según nuestra modesta opinión, y hablando con las limitaciones propias de todo ser humano, creemos que nos podría ir mejor si fuese al revés. Pero, claro, para esto es necesario pensar, y ya sabemos que “el pueblo soberano” no piensa.



 Si verdaderamente se pensase, no cabe duda de que obtendríamos respuesta a muchas cosas, pero también aparecerían muchos interrogantes y dudas que, en muchos casos y a base de reflexión, nos ayudaría a comprendernos mejor y a respetarnos. Pero, claro, esto es pedir mucho.



Se aceptan o se rechazan cosas según quien las diga. El sofisma “ad vereundiam” campa por sus respetos dentro de los muros de la Patria mía. Dicho sofisma, como ya sabrán, se basa en que para defender o sostener algo que no tiene argumentos convincentes, se recurre a la “autoridad”  de que lo dijo fulanito de tal. Sería “lo dijo Blas, punto redondo”.



Mientras no se utilice la herramienta del pensar, el “pueblo soberano” seguirá siendo pastoreado por los de la internacional de la mentira, del odio y del rencor. El resultado lo tenemos a la vista: una España dividida, rota, sin identidad y al borde del desastre.

Según este relativismo moral y dogmatismo político, el “enemigo” está perfectamente definido: el capitalismo, la Iglesia, EE.UU., Israel, los partidarios de la conspiración vaticano-sionista y demás lindezas de siempre.


Porque, claro, oiga, la izquierda es un dechado de virtudes y buenas intenciones, al revés que la derecha que es torcida, interesada, felona y que además, como dice el panel  ideológico, “quiere acabar con todo”


Para evitar que “el pueblo soberano” piense en los momentos decisivos de unas votaciones, que no elecciones, se recurre a todo tipo estrategias y patrañas: desde atraer el voto de “los indecisos” para que no voten a “los otros”, hasta  entusiasmarlos con promesas de una Arcadia feliz, tales como “sangrar” a los ricos con el objeto de obtener todo tipo de subvenciones que, como ya sabemos, van a parar a otros, que a su vez se enriquecen.


Después viene el tópico típico de siempre exhibido en pintadas, panfletos y pancartas “sindicaleras”: «los recortes de la derecha nos han llevado al desastre»,  cuando en realidad ha sido el despilfarro socialista. Y así, como niños, sin un mínimo pensamiento de análisis, se tiran los trastos a la cabeza: ¡Yo no he sido, mocoso, has sito tú!


En fin, esta es la lucha de siempre auspiciada por los de la internacional de la mentira, del odio y del terror.


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