sábado, 26 de enero de 2019

El Papa y el Islam ( y I I )


Suponemos que el Papa Francisco sabe de sobra que en los países islámicos no se admiten colectivos que respeten los derechos no solamente humanos, sino los de la mujer. También suponemos que habrá leído El Corán, en donde en el versículo 38 de la Sura IV se lee:


“Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio de las cuales Dios ha elevado a éstos por encima de aquéllas, y porque los hombres emplean sus bienes en dotar a las mujeres. Las mujeres virtuosas son obedientes y sumisas: conservan cuidadosamente, durante la ausencia de sus maridos, lo que Dios ha ordenado que se conserve intacto. Reprenderéis a aquellas cuya desobediencia temáis; las relegaréis en lechos aparte, las Azotaréis”.

Por otra parte, Papa Francisco, debe usted tener en cuenta que los clérigos, ayatolah, imanes, etc., están a favor de “la guerra santa (yihad) contra los infieles”, y que eliminando a éstos el paraíso con “ríos de vino y leche y hermosas huríes” está asegurado.

Asimismo, suponemos que el Papa también conocerá lo que cuenta Al-Bujari en la Hadiz nº.27 en donde el Profeta vio el Infierno, diciendo Mahoma:

“Vi el fuego y la mayor parte de quienes allí se hallaban eran mujeres . . .que incurrieron en ingratitud con el cónyuge y el bien que se les hizo”.

Y para colmo lo que se lee en el Hadiz nº.210, en donde se recogen unas palabras der Mahoma:

“¿Acaso el testimonio de una mujer no es como medio testimonio de un hombre?”

Por otra parte, también suponemos que el Papa Francisco conocerá unas palabras de un alto personaje musulmán citadas por el arzobispo Giuseppe Bernardini con motivo de un encuentro oficial sobre el diálogo islámico-cristiano. Dice así:

“Gracias a vuestras leyes democráticas os invadiremos; gracias a vuestras leyes religiosas os dominaremos; los petrodólares que entran en las cajas de Arabia Saudí y de ostros gobiernos islámicos son usados para construir mezquitas y centros culturales en países cristianos con inmigración islámica, incluida Roma”.

Si bien es cierto que dentro del mundo islámico hay diversas tendencias, incluso antagónicas, sin embargo existen preceptos y dogmas inmutables. A saber:

Primero.- La imposibilidad de que un musulmán pueda cambiar de religión.

Segundo.- La imposibilidad de que existan sindicatos para la defensa de los trabajadores.

Tercero.- La imposibilidad de que una mujer musulmana pueda contraer matrimonio con un no musulmán.

Aparte de todo esto, existen otros aspectos monstruosos como la pena de muerte por apostasía o la aceptación de los castigos corporales. Y por si fuera poco, también se contemplan tres desigualdades intocables: la superioridad del musulmán sobre el no musulmán; la superioridad del hombre sobre la mujer y la superioridad del amo sobre el esclavo.

No olvidemos que el aborrecido y odiado cristiano es el punto de mira del islamismo por la sencilla razón de que es un “infiel”. Además, el Islam no respeta otras creencias. Por tanto nunca podrá haber diálogo.

Por tanto, Papa Francisco, después de lo expuesto en este artículo y en el anterior, ¿cree usted que “una adecuada interpretación del Corán se opone a toda violencia”, como usted escribió en su Exhortación Apostólica intitulada “Evangelii Gaudium”, como vimos en el primer artículo?

Vean el siguiente vídeo de YouTube sobre una lapidación bestial.


¡Ah!, excuso decirles la que se armaría si el cristianismo lapidase. ¡Quién vería a toda la “troupe” de “artiscejos”, feministas, lesbianas, homosexuales y demás colectivos levantarse de las patas de atrás! Pero, claro, como lo hace el Islam, no pasa nada. Para eso están  el “multiculturalismo identitario” y la “alianza de civilizaciones”, oiga.



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