El título completo de este libro es “Más allá de Darwin. Crítica al
evolucionismo”, autores Giuseppe Sermonti y Roberto Fondi, Ediciones UNSTA,
Argentina, 1984, 290 páginas incluido Índice.
Hemos escrito varias veces sobre Charles Darwin: “Charles Darwin: in memoriam”, entregas
( I ), ( I I ), ( I I I ) y ( I V ); comentario sobre el libro “El origen de las especies”, y “Darwinismo, fascismo, comunismo y
democracia”, insertado hoy. Y continuamos.
Los autores de este libro son un genetista el primero,
y un paleontólogo el segundo, que llegan a la conclusión de que “la evolución biológica no es otra cosa que
un mito”, frase que figura en la contraportada del libro.
Como ya hemos comentado varias veces, la teoría
darwiniana, que algunos consideran como un dogma, sobre todo los marxistas,
está de capa caída porque está siendo desmontada y desacreditada por la misma
ciencia, aunque esto no es óbice, ni valladar ni cortapisa para que los
“evolucionistas”, que se consideran a sí mismos como “científicos”, sigan de
forma cerril y fanática el manual ideológico, apartándose de todo razonamiento
y empirismo.
El libro comienza con un párrafo de George Bernard
Shaw:
“Jamás en la
historia, al menos por lo que sabemos, ha existido una tentativa tan
determinada, tan ricamente subvencionada y políticamente organizada, para
persuadir al género humano de que todo el progreso, toda la prosperidad, toda
la salvación individual y social, depende de un indiscriminado conflicto por el
alimento y el dinero, de la supresión y eliminación del débil por parte del
fuerte, del libre comercio, del libre contrato, de la libre competencia, de la
libertad natural, de laisser-faire:
en síntesis, de abatir impunemente a nuestro prójimo”.
La teoría darwiniana, viciada por motivos y prejuicios
ideológicos, que no ha sido demostrada ni comprobada empíricamente, sigue
teniendo adictos adeptos que, de forma sospecha e injustificada, aún creen en ella.
Llegan a decir de forma gratuita e ignorante, que no solamente está demostrada
la teoría de la evolución, sino también los mecanismos y las leyes que la
producen y la rigen.
Estos “evolucionistas” ignoran que Darwin a su vez
ignoraba la existencia del ADN, misteriosa base de la vida, ignorando también,
obviamente, la existencia de los genes, con lo que su teoría automáticamente se
derrumba.
En la página 2 se lee un comentario de Albert
Einstein:
“La teoría de
Darwin sobre la lucha por la existencia y sobre la selección conectada a
aquélla, ha sido asumida por muchos como
una autorización a incentivar el espíritu de competición. Algunos inclusive,
han intentado de este modo probar en forma pseudo-científica la necesidad de
una lucha económica destructiva en la competencia entre individuos . . . El
mundo actual parece más un campo de batalla que una orquesta. Por todas partes
tanto en la vida económica como en aquélla política, el principio-guía es aquél
de la lucha despiadada por el éxito, aun dañando a los propios semejantes”.
Continuará.
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