Siempre nos ha llamado la atención los tinglados ( I ) que se originan cuando hay elecciones locales y autonómicas. No digamos ya nada de la nacionales. Los candidatos elegidos por los aparatos del partido, se dedican a dar mítines y más mítines por toda la geografía española. Su objetivo es la captura del voto. Para esto se recurre a todo: mentiras, demagogia, logomaquia, calambures y, lo que es peor, se embauca y se manipula con quiméricas propuestas y promesas al "pueblo soberano".
También se recurre a la inauguración de obras no terminadas, o a poner la “primera piedra”, ocultando información, diciendo medias verdades y demás.
Cuando un periodista pregunta a algún candidato sobre un asunto concreto, la
respuesta siempre se evade, o en su caso, responde con algo que no se le ha
preguntado, como por ejemplo, criticar a la oposición o justificando lo
injustificable.
Además, estos candidatos son de una soberbia y presunción infumables. Hacen sus
encuestas dándoles la victoria y, en muchos casos, ponen límites a ciertas
libertades, señalando a los disidentes con el dedo.
Asimismo, presumen de hablar claro y sin embargo no cuentan la verdad sobre
muchos asuntos, que tienen que ser destapados por orden judicial.
Mientras no se destierren el monólogo político, el sectarismo, la imposición,
la discriminación política, el amiguismo, el despotismo, el engaño, etc, etc,
seguiremos en las mismas.
Pero, claro, para esto es necesario que en los escaños se sienten los más y
mejor capacitados y competentes sin tener en cuenta el sexo, y dejarse de
influencias, compra-venta de favores, militancias, presiones políticas,
condicionamientos, y demás. Y sobre todo, dejar el adoctrinamiento que conduce,
como está sobradamente demostrado, a la supresión de la razón, del pensamiento
y de la libertad.
Nada de esto les importa. Seguirán embaucando y manipulando. Para eso están el
fútbol, la televisión basura y otras cosas.
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