Como ya
sabrán, Calvo Sotelo fue asesinado el 13 de julio de 1936, cumpliéndose este
año el octogésimo octavo aniversario de tal crimen. Sobre tal asesinato, y
otras cosas, vamos comentar el libro “La noche en que mataron a Calvo Sotelo”,
autor Ian Gibson, Editorial Argos Vergara, S.A., Barcelona, febrero 1982, 285
páginas, incluido ÍNDICE DE NOMBRES.
El 16 de junio de 1.936, el Congreso vivió una jornada que podríamos calificar de decisiva. El Diario de Sesiones registra la intervención de Calvo Sotelo, quien dijo:
“El marxismo constituye hoy en España -
en muchos puntos del extranjero también – la predisposición de las masas
proletarias para conquistar el poder sea como fuere. Y así, el marxismo
desarrolla una táctica de destrucción económica, porque no piensa en la
finalidad económica inmediata, sino en la conquista, a ser posible inmediata,
de los instrumentos del poder público . . .
Un estado proletario – y no os sonriáis de
la paradoja - es siempre el más patronal de todos los Estados, ya que no
hay en él más que un patrono, el Estado, ante el cual tienen que rendirse todos
los obreros”.
Después de que
Calvo Sotelo pronunciase estas palabras, se levantó Dolores Ibárruri (“la
flor del siglo XX”) y señalándole con el índice, le dijo: “Usted ha hablado por última vez”. Como
es sabido, un mes más tarde Calvo Sotelo era asesinado de dos tiros en la nuca
por Luis Cuenca, militante de las Juventudes Socialistas, lideradas por
Santiago Carrillo que, poco después, cambiaría la chaqueta al PCE. Dicho Luis
Cuenca, era un pistolero de la escolta de Indalecio Prieto.
Asimismo, José
Díaz, a la sazón líder del PCE, también amenaza de muerte, en este caso a Gil
Robles, en las Cortes. Protesta Robles por la amenaza, y Azaña le dice:
“¿No os molestaban las instituciones
sociales de la República? Pues tomad violencia”.
Pero lo
“didimoso” del caso viene a continuación. Un tal David Ruíz González,
catedrático de la Universidad de Oviedo, facultad de Geografía e Historia, en
el tomo IV de la “Historia de Asturias”, páginas 819 y 820, dice
textualmente:
“El asesinato del diputado monárquico José
Calvo Sotelo fue obra de un grupo de incontrolados de izquierda”.
Esto de “los
incontrolados” es el típico tópico, cínico y mentiroso, que usan ciertas
personas cuando los hechos se les echan encima, y que ya fue empleado en su día
por el cínico, mentiroso, criminal y cobarde Santiago Carrillo.
En las páginas106,
107, 108, 117, 120, 121, 123, 124, 125, 129, 150, 151, 170, 193, 196, 197, 201,
202, 207, 208, 209, 210, 211, 214, 241, 242, 243, 244, 245, 246, 247, 249 y
268, no solamente se habla del asesinato de Calvo Sotelo, sino también del
perpetrado contra teniente el Castillo, así como también se comenta el
asesinato cometido por éste en la persona de Andrés Sáenz de Heredia, primo de
José Antonio, al mismo tiempo que el citado Castillo hería gravemente a José
Luis Llaguno Acha, militante de la Asociación de Estudiantes Tradicionalistas,
durante el entierro de Anastasio de los Reyes, alférez de la Guardia Civil,
asesinado el 14 de abril en un tiroteo durante la celebración del 5º
aniversario de la República.
En el próximo artículo, veremos lo que se dice
en las mencionadas páginas del libro, en las que se demuestra que Luis Cuenca
Estevas fue al autor material del asesinato de Calvo Sotelo, y no de “incontrolados”.
Lo malo de estos “historieteros” no es que digan estas cosas, sino que cobren
por decirlas
Como siempre,
este magnífico libro se ve poco por las librerías. Recomendamos su lectura, ya que aclara muchas
cosas tergiversadas, omitidas y camufladas por los “historieteros” de lo
políticamente correcto. También le recomendamos al señor “Presimiente” que lo
lea para que vea “el vínculo luminoso”.
Continuará.
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