Así se intitula el libro de Ian
Gibson, Editorial Argos Vergara, S.A., Barcelona, febrero 1982, 285 páginas,
incluido ÍNDICE DE NOMBRES.
Como decíamos
en al artículo anterior, en este vamos a comentar y transcribir lo que se dice
en las páginas 106, 107, 108, 117, 120, 121, 123, 124, 125, 129, 150,
151, 170, 193, 196, 197, 201, 202, 207, 208, 209, 210, 211, 214, 241, 242, 243,
244, 245, 246, 247, 249 y 268.
En la página
106 se habla de “La motorizada”, que
eran un grupo de guardaespaldas de Indalecio Prieto. Uno de sus miembros, Casto
de las Heras, dice que eran “los
más allegados a la directiva de la Juventud Socialista Madrileña. Nosotros
queríamos seguir siendo la Juventud Socialista, nada más. No podíamos ver a
los comunistas, y, desde luego, considerábamos totalmente equivocadas las
tesis de Largo Caballero”.
A continuación
habla de sus amigos de “La motorizada”, entre los que se encuentran Luis Cuenca
y Fernando Condés, instructor de milicias, además de “un gran socialista”.
En la
siguiente página, se dan unas pinceladas de Luis Cuenca Estevas, el asesino de
Calvo Sotelo.
Este sujeto,
gallego de nacimiento, era hijo de Manuel Cuenca, ingeniero industrial, que en
1.928 se marchó a Cuba con su hijo Luis.
En 1.932
regresaron de Cuba y sobre Luis Cuenca “empezaron a circular rumores en Madrid
según los cuales había ejercido en Cuba como guardaespaldas y ‘porrista’
del dictador Machado; de ahí que recibiera los apodos de ‘el cubano’ y el
‘pistolero’.
“El ingreso
de Cuenca en la Juventud Socialista Madrileña en 1.932 no fue acogido con
agrado por todos los afiliados. Julián Zugazagoitia declararía unos años
después que tenía formado un ‘pésimo concepto’ de Cuenca. A su juicio, éste era
un ‘elemento de acción del Partido capaz de cometer asesinatos’. Indalecio
Prieto diría que la exaltación política de Cuenca ‘le había movido en varias
ocasiones a actos de violencia’. A Julián Lara le pareció siempre un individuo
sin escrúpulos”.
En las páginas
116 y 117 se habla de la camioneta número 17, en la que meterían a Calvo Sotelo
una vez asesinado, y en la que subieron los siguientes individuos:
Aniceto Castro
Piñeiro, Orencio Nayo Cambronero, Bienvenido Pérez Rojo y José del Rey
Fernández, todos ellos a las órdenes de Condés. Dicha camioneta había partido
del cuartel de Pontejos.
“Cuatro
jóvenes socialistas, vestidos de paisano, se sentaron aquella madrugada en la
camioneta número 17 con los guardias de Asalto. Eran Luis Cuenca, de quien ya
hemos hablado, Federico Coello García, Francisco Ordóñez Peña y Santiago Garcés
Arroyo”.
En la página
119, nos cuenta este último personaje que la citada camioneta si dirigió en un
principio a la casa de Gil Robles, sita en la calle Velázquez número 34.
“Allí había
subido todo el que quiso. Yo me subí porque era amigo de Condés, a quien había
conocido cuando lo de octubre de 1.934. Por el mismo motivo subieron allí
Coello, Cuenca y Ordóñez.
Yo iba al
lado de Cuenca. Y creo que fue Cuenca quien dijo que había que ir a casa de Gil
Robles para detenerle. Llegamos allí. El preguntó, y le dijeron que Gil Robles
se había marchado de Madrid unos días antes. En vista de ello, alguien -
acaso el mismo Cuenca – sugirió que fuésemos a casa de Calvo Sotelo, que
vivía cerca de allí, en la misma calle de Velázquez. Y así lo hicimos”.
Continuará.
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