Cuando en Cuba, en Venezuela, en Corea
del Norte, o en cualquier régimen dictatorial comunista hay alguna revuelta,
salen a la palestra los voceros y fámulos del citado régimen, tachando a los
disidentes de lo de siempre: traidores, delincuentes que viven de la publicidad
exterior, marionetas y lacayos del capitalismo, vagabundos y demás lindezas ya
sabidas.
En el año 2006, cuando ya Fidel Castro empezaba su cuesta abajo física, hubo una revuelta en Cuba. Salió “Manguito” con su verborrea demagógica y logomáquica empleando, además de los calificativos de siempre, otro: el de lumpen.
Este vocablo es un término marxista que
encuadra a los ciudadanos que se encuentran al margen del proletariado, y que
está formado por personas degradadas, que para mantener su modus vivendi
recurren a actividades que están marginadas por la ley: delincuencia,
prostitución, robo, etc, etc.
Pero, claro, estos izquierdistas y
marxistas de salón, que han leído a Marx y no lo han comprendido, por lo que
siguen siendo comunistas y demás, no tienen ni idea de este concepto de lumpen
usado por el judío Marx. Según este demente personaje, el lumpemproletariado
está formado por sujetos “desclasados”, como putas, vividores, chulos, ladrones,
traficantes, etc, etc, y que, como no podía ser de otra manera tenían, y
tienen, connivencia y relación con la burguesía . . . ya saben, la clase explotadora y, por tanto,
el sujeto lumpen era enemigo del proletariado porque beneficiaba a aquélla
Mayor disparate no se puede decir, ya
que como está visto y demostrado, los lumpen que campan por sus respetos dentro
de los “muros de la Patria mía”, no sólo viven a costa de los burgueses y no
burgueses, sino que sufrimos todos sus desmanes.
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