Hace cuatro días que terminó la Navidad. Como ya sabrán, y habrán visto y oído, hay personas que felicitan las Navidades, y otras que simplemente dicen “felices fiestas” porque les molesta que se use la palabra Navidad, porque esto suena a religión siendo esto un asunto negativo.
Pero, ¡ojo!, cuando hablan de
religión se refieren a la cristiana, y más concretamente a la católica. De
otras, no se atreven a decir ni pío, como por ejemplo nada comentan del Ramadán
islámico. Tal como está la situación, y viendo las actuaciones de su “Sanchidad”
y de Sor Yolanda Díaz, no nos extraña que la Navidad se quede llana y
simplemente como una fiesta.
Lo que es una fiesta implica la suspensión
del acontecer diario, siendo principalmente el trabajo. Sin embargo, los “internacionalistas”
que están en contra de las Navidades, no están en contra de no dejar de trabajar,
ya que hay que descansar y divertirse, oiga. Incoherencia e incongruencia,
aunque de forma pedante y fanática dichos “internacionalistas” dicen que todo
está explicado, aclarado, controlado y examinado.
En fin, consumir, gastar,
aparentar, fingir, simular, etc, etc, es lo que priva. Y así estamos.
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