Como decíamos en la anterior
entrega, en ésta veremos algo sobre la caridad, palabra que ha sido sustituida
por la de solidaridad, porque tal parece que nos avergonzamos de ella.
Los que ya peinamos canas,
recordamos que allá por los años cincuenta y tantos y sesenta del pasado siglo
X X, hubo dentro de lo que se denominaba Acción Católica, ciertos “movimientos”
como la JOC, JOAC y HOAC, que se insertaron en el sindicato comunista
Comisiones Obreras.
Unos años más tarde, hacia 1970, hubo gran cantidad de seglares que no querían
saber nada de la jerarquía eclesiástica, acabando muchos de ellos alistándose
en los “movimientos” antes citados. Muchos de estos seglares no sabían, ni se
daban cuenta, de que dichos “movimientos” estaban controlados por el marxismo.
Otros, por el contrario, sí lo sabían, encargándose de “convencer” a aquellos
seglares de la bondad y hasta cierta similitud entre comunismo y cristianismo.
Para esta “convicción” se valían
de la demagogia y logomaquia de siempre, lo que hacía “picar” a dichos
seglares, que acababan por aceptar, sin ningún tipo de análisis y
discernimientos críticos, los planteamientos del socialismo marxista, en lo que
se refería tanto a la organización social, como a su capacidad de “análisis” de
la realidad económica y social. Muchos de ellos, y de ellas, llegaron incluso a
aceptar el camino revolucionario y violento, aunque no lo dijesen.
Todo esto, claro, estaba expuesto
subliminalmente para hacer creer a los incautos que estos planteamientos
marxistas, tenían mucho en común con el cristianismo y con la caridad.
En otro terreno, y para seglares de mente más “elevada”, se les enseñaba
que el mensaje marxista, del que no se hacía ni la más leve crítica, era una
verdadera “ciencia”.
En la próxima entrega veremos de
dónde proviene esta “alianza” estratégica entre comunismo y cristianismo, o si
precisamos más, entre comunistas y católicos, ya que las personas que hemos
conocido pertenecían a la Iglesia Católica.
Continuará.
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