No cabe duda de que Internet, con toda
su gama de blogs, redes sociales, páginas web, etc, está revolucionando la
información, ya que se transmiten cosas y asuntos que la prensa escrita, por
varios motivos, no da a conocer.
Había, y hay, periodistas que hacen honor a su profesión. Pero otros, sin embargo, dejan mucho que desear.
1º).- Persona legalmente
autorizada para ejercer el periodismo.
2º).- Persona profesionalmente dedicada en un
periódico o en un medio audiovisual a tareas literarias o gráficas de
información o de creación de opinión.
En la segunda acepción vemos que se hace referencia a la profesionalidad.
Volviendo al Diccionario, veamos lo que éste dice sobre la citada
profesionalidad:
1º).- Cualidad de la persona u organismo que ejerce
su actividad con relevante capacidad y aplicación.
2º).-.
Actividad que se ejerce como una profesión.
Pero claro, aquí viene la madre del
cordero, ya que a un periodista se le puede considerar como bueno, trabajador y
activo si lo que escribe, sea verdad o mentira, está de acuerdo y sigue la
línea trazada por la empresa de lo políticamente correcto. Si esto sucede, como
está sobradamente demostrado, dejará de existir la calidad profesional y el
citado “periodista” se convertirá en un sencillo y vulgar amanuense, por mucho
título que hay obtenido en la Universidad.
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