Estamos inmersos en una sociedad en la que la exaltación de la persona se está fundamentando como centro de todo lo habido y por haber, vendiéndonos la moto de que se ha llegado a la cúspide del desarrollo, además tener todo tipo de derechos, libertades, prosperidad, etc, etc, sin hablar nada de obligaciones. Esto último sí que es cierto, pero lo anterior, no. Todas estas marrullerías tienen un objetivo: meter la mano en nuestras carteras para dar el dinero al Estado, lo que hace que la casta política viva a la gran Dumont.
Pero es igual, oiga. Los de la internacional de la
mentira del odio y del terror, dicen que hemos conseguido llegar a la cima de
los “derechos fundamentales” ¿Qué clases de “derechos” son estos? ¿Acaso no se
está atacando a la propiedad privada, a la familia, a la verdadera libertad de
pensamiento, etc, etc?
Esto último está siendo violado y ofendido por la
intervención estatal. La eliminación de los citados “derechos fundamentales”
llegó a su culmen con el asesinato masivo de niños (aborto) y el de abuelos
(eutanasia), amén de imponer lo “políticamente correcto”, o lo “intensamente
contemporáneo”.
En fin, los engaños, las seducciones, las argucias,
los ardides, etc, etc, que se están insertando en las mentes del “pueblo
soberano”, hace que éste no se entere de nada. Y así estamos como estamos: en
la cúspide del desastre.
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