El orgullo mal entendido, la prepotencia, la soberbia,
la jactancia, el engreimiento, la vanidad, la inmodestia, la pedantería, la
presunción, la fantasía, a lo mejor la anosognosia, y todo lo que ustedes
quieran agregar, de su “Sanchidad” no tienen límites, como tampoco tiene los
dídimos suficientes para romper la coalición de su desgobierno con los
“podemitas”. El asunto de la “ley” “Sólo sí es sí”, está produciendo
enfrentamientos entre ministros y ministras, con todo tipo de insultos.
Pero, claro, oiga, lo que priva es seguir con la
coalición por el asunto de provechos e intereses electorales, ya que su
“Sanchidad” está jiñado de miedo porque teme perderlas. Y para que esto no
suceda, ahí tenemos las disposiciones del Consejo de Ministros dedicadas a la
compra de votos. Para eso están las “sumenciones” (que decía un votante
sociata), subidas del SMI (Salario Mínimo Interprofesional), aumento de
pensiones, bonos culturales para la juventud, campañas publicitarias
subliminales por doquier, etc, etc.
La verdad es que por mucho que se empeñe este
desgobierno “sanchista”, la imagen social, política y económica que está
dejando, hasta el “pueblo soberano” empieza a darse cuenta. Los
enfrentamientos, pugnas, duelos, peleas, riñas, disputas, etc, etc, entre
propios compañeros y entre los “otros”, están a la orden del día. Les importa
un bledo, dos cominos y tres dídimos, las gestiones necesarias para salir de
esta gravísima situación en todos los órdenes en la que estamos inmersos. Los
errores siguen y siguen.
En fin, como decíamos antes, su “Sanchidad” no tiene
los testes suficientes para romper su coalición con el “podemismo”, y para
otras cosas importantes. Lo pagará caro en las próximas elecciones, aunque a lo
mejor igual sigue pensando en la “España 2050”, oiga.
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