viernes, 3 de mayo de 2019

LXXX aniversario del fin de la Guerra Civil española ( I V )


Mucho se está hablando y escribiendo actualmente sobre la República española. Se editan libros, coleccionables, folletos, pasquines, etc. Hay conferencias, mesas redondas, comentarios, artículos periodísticos y demás, todo ello ofrecido por una banda de “intelectuales” orgánicos que, debido a su clíbano ideológico, mítico e irracional, les impide ver la realidad y contar de forma veraz lo que fue la República. Historiadores falsos, manipulación de la verdad, omisiones, silencios, engaños, mentiras, adulteraciones, distorsiones, etc., han hecho que la República se haya presentado como un estado idílico con todo tipo de libertades. La verdad es muy distinta. El libre pensamiento o las creencias, eran materias de escarnio, censura y persecución institucional. No se fomentaban la pluralidad de criterios y tolerancia. Lo que sí se fomentaba era la división entre los españoles como buenos o malos, a la vez que se señalaban los amigos y enemigos tanto externos como internos. 

Carta del ministro Irujo


Como ya sabrán ustedes, Manuel de Irujo fue ministro de justicia sin cartera en el gobierno de Largo Caballero entre setiembre del 36 y mayo del 37, y siguió ya como ministro en el gobierno de Negrín hasta últimos de 1.937

Cuando llevaba cuatro meses de ministro, concretamente el 7 de enero de 1.937, presentó un informe al gobierno de Largo Caballero. Dicho informe decía:


"La situación de la Iglesia, a partir de julio pasado, en todo el territorio leal, es la siguiente:

a)    Todos los altares, imágenes y objetos de culto, salvo muy contadas
excepciones, han sido destruidos, los más con vilipendio.

b)    Todas las iglesias se han cerrado al culto, el cual ha quedado total
y absolutamente suspendido.

c)     Una gran parte de los templos, en Cataluña con carácter de
normalidad, se incendiaron.

d)    Los parques y organismos oficiales recibieron campanas, cálices,
custodias, candelabros y otros objetos de culto, los han fundido y aún han
aprovechado para la guerra o para fines industriales sus materiales.

e)     En las iglesias han sido instalados depósitos de todas clases,
mercados, garajes, cuadras, cuarteles, refugios y otros modos de ocupación diversos, llevando a cabo los organismos oficiales que los han ocupado en su edificación obras de carácter permanente...

f)      Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida
religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes de todas clases fueron incendiados, saqueados, ocupados y derruidos.

g)    Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados, sin formación de causa, por miles, hechos que, si bien
amenguados, continúan aún, no tan solo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las ciudades, como Madrid y Barcelona y las restantes grandes poblaciones suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso.

h)    Se ha llegado a la prohibición absoluta de retención privada de imágenes y objetos de culto. La policía que practica registros
domiciliarios, buscando en el interior de las habitaciones, de vida íntima o familiar, destruye con escarnio y violencia las imágenes, estampas, libros religiosos y cuanto con el culto se relaciona o lo recuerde".

El señor Garzón y la “·jueza” argentina Servini de Cubría, tenían, y tienen aquí un amplio campo donde investigar porque, además, como ustedes saben sobradamente, la revolución de octubre de 1.934, que fue un golpe de estado para derribar al legítimo gobierno de la república, fue ordenada y planificada por el PSOE de entonces, cuyos dirigentes eran Largo Caballero e Indalecio Prieto, entre otros, a los que actualmente se les recuerda con cariño y se ponen sus nombres a fundaciones, calles, plazas, etc.

En imagen el cuerpo asesinado y profanado de una monja observado por un miliciano.

Continuará.




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