jueves, 16 de mayo de 2019

Sobre Pablo Iglesias



Mentira, cinismo, populismo, demagogia y logomaquia.

 Los podemitas-leninistas, que campan por sus respetos dentro de “los muros de la Patría mía”, censuran y discriminan a todo aquello que les saca los colores, empleando la vieja táctica del palo y la zanahoria.

Esta cuadrilla de impresentables, con la más pura demagogia y logomaquia, además de populismo y cinismo, nos habla constantemente de la libertad de expresión, pero automáticamente la pisotean y la amordazan cuando tal libertad critica su nefasto programa, así como sus intervenciones políticas.

El doble rasero que usa esta impresentable casta izquierdista, no tiene parangón. Sus insultos y descalificaciones a la derecha, están a la orden del día.

Como hay que “recuperar la memoria histórica” zapateril, vamos a ello.  ¿Se acuerdan ustedes cuando el socialista Pedro Castro, alcalde de Getafe, llamó en su día “tontos de los cojones” a los votantes del PP? ¿Recuerdan, asimismo, cuando la columnista de “El País” llamó “hijos de puta” a diez millones y pico de españoles porque no había votado al PSOE en las elecciones autonómicas del año 2.003?

¿Recuerdan también cuando el inefable José Blanco cargó contra los manifestantes por el derecho a la vida, diciendo aquello de “abortan por la puerta de atrás”?

Este acoso a la libertad de expresión no puede permitirse. Da la sensación que estamos en un auténtico estado gobernado por un poder omnímodo, cuyos valedores son unos auténticos censores que ya los hubiesen querido para sí los gobiernos marxistas.

Y el asunto llega a su culmen cuando hace unos días, y como ya sabrán, Pablo Iglesias dijo que, ante las elecciones del próximo 26 de mayo, “toca cambiar de fase”, diciendo también que “se acabó el gobierno de ordeno y mando”.

Como sabrán también, este tiparraco dijo en su día que “Lenin era un genio”. Efectivamente sí que lo era, pero del odio, de la mentira y del terror.

En la obra “El terror bajo Lenin”, escrita por Jacques Baynac en colaboración con Alexandre Skirda y Charles Urjewicz, libro comentado en este blog con fecha 23 de enero de 2017, se pueden leer las siguientes palabras de Lenin: “Cuando la gente nos censura por nuestra crueldad, nos preguntamos cómo pueden olvidar los principios más elementales del marxismo”. (Pravda, 26 de Octubre de 1918).

En la página 101, con motivo de la publicación de un bando por parte del enviado de la checa, K. Lander, en la población de Kubán y del litoral del Mar Negro, en el apartado 4 se lee:

“En caso de ataque general contra pueblos y ciudades, nos veremos obligados a aplicar en estas zonas el terror de masas: por cada agente soviético muerto serán ejecutados centenares de habitantes de estas aldeas y pueblos . . .”.

“La mano vengadora del poder soviético barrerá sin piedad a todos los enemigos”. Así terminaba el bando.

En otro libro intitulado El verdadero Lenin. El padre legítimo del Gulag, según los archivos secretos soviéticos”, autor Dimitri Volkogónov, Editorial  Anaya  & Mario Muchnik, 1996, comentado también en este blog con fecha 26 de enero de 2017, refiriéndose a Lenin se lee en las páginas 150 y 151:

Nada le era sagrado, excepto la revolución y el poder. Como Maquiavelo en El Príncipe, sabemos por experiencia que los mayores asuntos de nuestra época sólo han sido realizados por aquellos que jamás han intentado ser fieles a un juramento, y que han sabido, llegado el momento, aplastar a los demás entre los dedos”.

En cuanto a lo de “se acabó el gobierno de ordeno y mando”, precisamente en los gobiernos comunistas impera el ordeno y mando, ya que imponen la bota, el bozal, el grillete, el oír, ver y callar, además de anular el respeto y la libertad. Pero claro, oiga, los “idiotas útiles”, que diría el “genio” Lenin, para algo están.



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