Como siguen bombardeándonos con lo de la “memoria
histórica”, nosotros también vamos a “recuperarla”. Transcribimos una noticia
aparecida en el diario “La Nueva España” con fecha 1 de diciembre de 1.937,
refiriéndose al pueblo asturiano de Noreña. Dice así:
“Noreña.
Quince meses de terror bajo el yugo marxista. Ambiente de tristeza – Mujeres
que lloran – Un pueblo abrumado por el dolor.
Han
pasado quince meses de terror, de desbordamiento de la fiera, de matanzas sin
cuento. Nosotros hemos estado primeramente, ocultos a los ojos de los esbirros
marxistas; luego en la cárcel, sufriendo vejaciones, privaciones, y aunque
parezca paradójico, hasta un fusilamiento que se frustró por milagro; más
tarde, trabajando en fortificaciones, en carreteras, en fábricas, siempre bajo
la pertinaz vigilancia de los fusileros y viendo caer a nuestro lado hermanos
inocentes, y por último, haciendo de antiaéreos en la ya famosa prisión
flotante del Musel, a borde del siniestro “Luis Caso de los Cobos”, donde hemos
aprendido a saber lo que era hambre, sed, frío, vejación, enfermedad, y de él
hemos salido con vida porque Dios, en su misericordia, así lo dispuso.
Después
de estos quince meses de angustia mortal para todos, en los que la blasfemia y
el lenguaje soez eran gala de nuestros perseguidores, hemos vuelto con honda
emoción a pisar esta tierra querida de nuestro pueblo, el suelo de esta
desventurada villa, donde se ha desarrollado sangrientos episodios que le dan
un aspecto de soledad, de tristeza, de agonía, porque son muchos los noreñenses
que faltan, , son muchas las personas amigas,, las personas buenas que han
caído en manos de la chusma.
Aquí
hemos encontrado multitud de personas enlutadas que llevan en su semblante
huellas de pánico, huellas de dolor; hemos visto madres que lloran por sus
hijos, mujeres que lloran por sus esposos . . .
A
unas y a otras hemos pretendido prodigar consuelos en estos momentos en que el
dolor se renueva sangrante en sus corazones torturados, al ver regresar con las
“banderas victoriosas al paso alegre de la paz” a otros noreñenses, a otros
hermanos más afortunados que ha sobrevivido a la gran catástrofe; pero más que
palabras, hemos escuchado sollozos por los seres queridos que la fiera
marxista, sedienta de sangre inocente, sacrificó con crueldad y con refinamiento por el enorme delito de
ser católico, de ser honrados, de ser buenos.
En
el porcentaje de muertos y encarcelamientos, puede decirse que Noreña fue
el pueblo más sañudamente perseguido,
más duramente castigado. Por eso, al volver ahora, lo hemos encontrado tan
triste, tan apenado, tan abrumado por el dolor”.
El artículo está firmado por Amaro MONTE
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