miércoles, 15 de mayo de 2019

LXXX aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial ( V )



Como decíamos en la entrega anterior, en ésta y sucesivas veremos el avance de las tropas de Hitler, así como la ingente ayuda militar suministrada por Inglaterra, EEUU y Canadá a la URSS de Stalin, con motivo de la agresión alemana. Sin esta ayuda, probablemente «Koba» no hubiese podido derrotar a su antiguo amigo.

Ayuda americana e inglesa a la URSS.

Como vimos en el artículo anterior, las derrotas sufridas por las tropas soviéticas ante las de Hitler, trajeron como consecuencia la escasez de todo tipo de suministros y llevaron al Ejército Rojo casi al borde del desastre. Según el historiador inglés Martin Amis, en su obra “Koba el Temible”, Editorial Anagrama 2004, 320 páginas, libro comentado en este blog con fecha 6 de marzo de 2017, se lee en la página 210: «en las primeras semanas de la guerra la Unión Soviética perdió el 30% de las municiones y el 5% de sus reservas de comida y combustible. En los tres primeros meses la aviación perdió el 96,4% de los aparatos (esta asombrosa cantidad es de Volkogonov). A fines de 1941 Leningrado estaba sitiado y las tropas alemanas se acercaban a los arrabales meridionales de Moscú. A fines de 1942 había 3,9 millones de prisioneros de guerra rusos, el 65% del Ejército Rojo. Unos días después de iniciarse la operación Barbarroja, opiniones informadas sostenían en Londres y Washington –y en Moscú– que la guerra estaba ya perdida.»

Al poco de iniciarse la invasión alemana, el Presidium del Soviet Supremo publicaba un decreto en el que se anunciaba el aumento de la jornada laboral intentando, obviamente, aumentar la producción de material de guerra con el mismo número de operarios. El asunto no fue nada fácil porque casi toda la industria fue trasladada al Este, que no estaba en manos de los alemanes. Consecuencias: la producción industrial de la URSS descendió a la mitad entre los meses de Junio y Noviembre de 1941, siendo el carbón el más afectado (hasta un 60% menos). Según datos oficiales ofrecidos por el Ministerio de Industria y Transportes, durante ese período se habían trasladado a la zona oriental del país (región del Volga, Urales, Siberia oriental, etc.) un total de 1.523 grandes fábricas. Entre estas fábricas se encontraban las mayores productoras de armamento, que se calculaban en unas 1.360

La industria de guerra, municiones principalmente, tenían gran escasez de materias primas: ferroaleaciones, aluminio, níquel, etc. 

La situación no podía ser más desastrosa. Molotov, en un discurso pronunciado en París el 26 de Agosto de 1946 reconocía las inmensas pérdidas del Ejército Rojo: los alemanes «habían destruido 31.850 empresas industriales, que empleaban a 4,5 millones de trabajadores; arruinado o robado 239.000 motores eléctricos y 175.000 máquinas-herramientas».

Stalin había sido advertido por el servicio secreto ingles de la invasión. En el otoño de 1940, y a través del agente secreto Paul Thuemmel, el propio Churchill había advertido al dictador de la trama. También los agentes Rudolf Roessler y Alexander Rado informaron en Enero de 1941, es decir, cinco meses antes de la agresión. Otro espía, en este caso el soviético Richard Sorge, también le había avisado. Todo inútil: Stalin no hizo ni caso. En un mensaje radiofónico del 13 de Junio, decía a la población:

 «Se debe presumir que el envío de tropas alemanas a las regiones orientales y nordorientales de Alemania esté causado por motivos que no tienen nada que ver con Rusia.» También Radio Moscú difundió un mensaje el día 20 en el que decía que las noticias que llegaban sobre la invasión alemana eran «frenéticas invenciones de las fuerzas hostiles a Rusia».

Pravda, en su edición del mismísimo día del ataque tampoco comenta la noticia, como no podía ser menos. Mientras el mundo entero se entera y a la vez tiembla, los ciudadanos soviéticos siguen ignorando los hechos. Es a última hora de la tarde en un mensaje por radio, cuando Molotov anuncia a la población el ataque
El comportamiento de Stalin ha dado qué pensar a los historiadores. Después del famoso XX Congreso del PCUS, una revista soviética reveló que el general Zukov, a la sazón jefe del Estado Mayor del Ejército Rojo, le había informado telefónicamente del ataque el mismo día 22 a las cuatro de la madrugada. Stalin se quedó callado y sorprendido y le preguntó a Zukov si estaba seguro de lo que decía. Ante la respuesta afirmativa de éste, el dictador interrumpió la comunicación y después de dar órdenes para organizar la resistencia, inexplicablemente se retiró a su casa de campo de Kunzebo.

Stalin veía la guerra perdida. Desconsolado, le confiesa a Molotov: «Todo lo que Lenin ha creado, lo hemos perdido para siempre.»

Ante este panorama de incertidumbre y desmoralización, los soviéticos no tuvieron más remedio que aceptar la ayuda de EE.UU., de Inglaterra y, en menor medida, también de Canadá.
Un hecho curioso fue el cambio de actitud de los comunistas ingleses y americanos. Churchill recordaba que «los comunistas británicos trataron a su modo de sabotear, durante todos aquellos dramáticos meses de resistencia, los esfuerzos del país: el pacto germanorruso los ligaba en cierto modo a la política soviética, que en aquel momento era filonazi, o al menos parecía serlo. Hasta aquel momento habían denunciado la GUERRA CAPITALISTA E IMPERIALISTA, pero cambiaron de actitud de la mañana a la noche y comenzaron a escribir sobre las paredes el slogan PRONTO EL SEGUNDO FRENTE».

En una situación parecida se encontraba el presidente Roosevelt en América. Con motivo de la ley de Préstamo y Arriendo aprobada el 11 de Marzo de 1941, creada en el tercer período del New Deal (nuevo trato, nuevo contrato), se autorizaba la venta de material bélico a cualquier país cuya defensa se considerase oportuna para la seguridad de EE.UU. Dicha Ley se aplicó ipso facto a Inglaterra y, un poco más tarde, a China y a la Unión Soviética. Pues bien, hasta el mismísimo día del ataque alemán a la URSS los comunistas americanos habían entorpecido la labor del gobierno dedicado a socorrer, como era lógico, a Gran Bretaña. Boicots, manifestaciones, huelgas, etc, bloquearon los puertos de embarque del material bélico. Pero, ¡Oh, Kalícrates sapientísimo!, la agresión nazi hace que los comunistas cambien: había que hacer algo para socorrer a la «patria del socialismo».

En un mensaje común de Churchill y Roosevelt enviado a Stalin, se decía:

«Hemos aprovechado la ocasión que ofrecía el examen del informe del señor Harry Hopkins al regreso de Moscú, para preguntarnos el modo mejor en que nuestros dos países puedan acudir en ayuda del vuestro para sostenerlo en la magnífica defensa que oponéis al ataque alemán. En este momento estamos actuando de común acuerdo para darles la mayor cantidad de suministros de los que tenéis necesidad urgente.»

En el mismo mensaje también se lee: «Continuaremos enviándoles víveres y materiales con la máxima rapidez posible.»

El material bélico recibido por la Unión Soviética fue el siguiente:

«De Inglaterra recibirá 7.000 carros de varios tipos (sólo llegarán 4.260. De América 7.056 (llegaron 5.228) y 1.380 de Canadá (llegaron 1.188), además de muchas decenas de miles de automóviles, coches blindados y semiorugas» (I)

«... el bazooka proporcionado por los EE.UU.» (II)

«En 1944, Rusia obtuvo de las Armadas de los EE.UU. e Inglaterra, por la Ley de Préstamo y Arriendo, 1 acorazado, 8 destructores, 4 submarinos y gran número de pequeñas unidades.» (III)

«Ingleses y americanos enviaron carros 'Valentine', 'Matilda', 'Stuart' y 'General Lee' cuya eficacia no podía ser más que mediocre en razón de sus débiles cañones de 40 y 37 mm. Los rusos quedaron más satisfechos de los carros 'Sherman' M4A2 dotados de cañones de 75 mm y de motores Diesel G.M.C.» (IV) 

«... los casi 300.000 camiones suministrados por la industria americana.» (V)

«... el ejército ruso recibió 8.300 jeeps, 220.000 camiones, 4.200 carros de combate americanos.» (VI)

«Inglaterra envió alrededor de 2.400 tanques a Rusia a través de los acuerdos de Préstamo y Arriendo en 1942.43, y Canadá 1.300 'Valentine' MkVI y MkVII.» (VII)

«... otro tipo británico suministrado a Rusia en 1942 fue el carro ligero 'Tetrarch MkVII'.» (VIII)

«América suministró alrededor de 2.000 carros medios 'M3 Lee' ligeros y 'Stuart' a Rusia en los primeros seis meses de 1942.» (IX) 

«Los rusos habían construido 30.000 tanques, cañones de asalto y vehículos blindados, cuando se unieron a ellos los 11.000 tanques enviados a Rusia por los aliados.» (X)

«La URSS recibiría de EE.UU., vía MAP, nada menos que 4.846 'Airacobras' (avión de caza 'Bell P-39 Airacobra'), desglosados de la siguiente manera: 108 P-39D; 40 P-39K; 137 P-39L; 157 P-39M; 1.113 P-39N y 3.291 P-39Q. También recibió un número indeterminado de 'Airacobra I' procedentes de Gran Bretaña. De este montante, llegarían realmente a la URSS 4.719. El resto se perdieron con los buques que los transportaban.» (XI)

Asimismo, la URSS recibió camiones «Studebaker suministrados por los americanos» para transportar el «BM-13 Katiuska», que era un proyectil cohete de 82 mm de diámetro. (XII)

Como puede observarse, según las fuentes y según las fechas, los historiadores discrepan un poco. Sea como sea, lo que no cabe duda es que la URSS recibió una cantidad ingente de material bélico procedente de EE.UU. y Gran Bretaña principalmente.

Notas:

(I) La segunda guerra mundial, Tomo II, SARPE, 1978, pág. 445.
(II) Op. cit., pág. 553.
(III) Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Espasa-Calpe, suplemento 1945-198, pág. 1063.
(IV) J. Moline, Los acorazados del mundo 1917-1967, pág. 49.
(V) J. Moline, Los acorazados..., pág. 52.
(VI) J. Moline, Los acorazados..., pág. 59.
(VII) Tanques soviéticos de combate, pág. 7.
(VIII) Tanques soviéticos de combate, pág. 7.
(IX) Tanques soviéticos de combate, pág. 34.
(X) Historia del tanque, pág. 47.
(XI) Enciclopedia de la aviación militar española, pág. 1120.
(XII) La segunda guerra mundial, Tomo II, SARPE, 1978, pág. 607

Continuará.



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