Comentábamos en el artículo anterior, que en éste veríamos algo sobre la Revolución Francesa.
Engels, en su escrito de 1872, lleno de
contradicciones, intitulado “De la
autoridad”, dice:
“Una revolución ciertamente es la cosa más autoritaria que hay; es
el acto mediante el cual una parte de la población impone su voluntad a la otra
parte mediante rifles, bayonetas y cañones –medios autoritarios, si es que los
hay; y la parte victoriosa no quiere haber luchado en vano, debe mantener este
régimen por medio del terror que inspiran sus armas en los reaccionarios”.
Evidentemente esto lo sabían
bien los que tomaron el poder en la Revolución Francesa: guillotina por doquier
bajo la égida del terrorífico Robespierre, alias “El incorruptible”, que
asesinó a casi 100.000 personas.
Como es sabido, aquella
Revolución se basó en tres reglas, cánones, principios, etc, basados en el
terror: terror religioso, terror económico y terror político, que fue como una
obertura y una introducción para las tiranías comunistas posteriores. Lenin,
Stalin y un largo etc, sabían mucho de esto, con sus tribunales revolucionarios
calcados prácticamente de los franceses.
Sobre el terror religioso, no comentamos
nada. Fue sencillamente bestial. Como recordarán, se estableció el “Iluminismo”,
o “Culto a la Razón”, que perseguía eliminar la religión cristiana en general,
y la Católica en particular, aboliendo el calendario cristiano. Lo más curiosos
del asunto fue que a últimos del año 1793 la catedral de Notre Dame, situada en
una pequeñita isla llamada “La Cité”, cercada por las aguas del Sena, se le
cambió el nombre por el del “Templo de la Razón”. Sin comentarios.
En cuanto al terror económico
comentar que había una ley por la que si alguien suministraba, proveía o
abastecía algo a alguien, fuera del control del Estado, era castigado con la
pena de muerte. Puro comunismo.
Esta Revolución Francesa fue el
inicio de un dilatado y extenso ciclo de tumultos, revueltas y disturbios
sociales por casi toda Europa, como lo prueba los hechos acaecidos en España,
Portugal, Alemania, Grecia, Polonia, Bélgica, Italia, etc. El camino hacia el
comunismo estaba trillado.
En la próxima entrega veremos
el estreno e inauguración del comunismo en París.
Continuará.
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