Como ya es sabido, en el mundo comunista se hablaba, y se habla mucho de pacifismo. Un pedante marxista infumable estaba todo el día con lo de la “pax soviética”. La verdad es que ese pacifismo, del que tanto presumía y blasonaba la “nomenklatura” soviética, engañando a todo el mundo con lo del desarme, no era nada más que táctica. Uno de los ejércitos más numerosos y poderosos era el de la extinta URSS, ejército que a la vez era nacional e internacional para defender y auxiliar al proletariado de todo el mundo, e impedir las “invasiones” del exterior, a la vez que por otro lado provocaban guerras civiles con el objetivo de eliminar el capitalismo. Es decir, la organización militar comunista está inspirada para conseguir el “progreso” y “porvenir radiante de la Humanidad”.
A tal efecto, decía Lenin: “Únicamente la fuerza puede resolver los
grandes problemas históricos. Y en la lucha contemporánea la organización
militar es la fuerza” ( I )
Trotsky no se quedaba más corto.
En 1921 decía: “Si es cierto que la
guerra es la continuación de la política aunque por otros medios, el ejército
es la continuación y la coronación de
todo el organismo social y del estado, aunque con bayonetas y cañones” ( I )
Como también es sabido, Lenin y
sus sucesores bombardeaban constantemente al pueblo ruso con lo de que había
que prepararse para una guerra inevitable entre la URSS y los estados
capitalistas porque, como él decía, había que destruir todo lo relativo a las
organizaciones “autócratas y feudales” que el capitalismo tenía instaladas por el
mundo.
El concepto de paz que tenía esta
sádico y cruel sujeto, queda bien reflejado en estas palabras:
“La paz es el medio de acumular fuerzas. La historia
demuestra que la paz no es más que una tregua para la guerra, y que la guerra
no es más que un medio de obtener una paz mejor . . .Aprovechaos de la tregua
que se os ha concedido aunque sea de una hora, para crear ejércitos nuevos” ( I ).
La militarización era tal , que
se extendía a lo que se denominaba “sindicatos de trabajadores” (aunque ya me
dirán qué clase de “sindicatos” eran), y también a los niños, a los que se les
obligaba a hacer maniobras y ejercicios de tiro.
Lo que subyacía en todo esto era
un enorme plan de conquista para aniquilar el capitalismo.
En la próxima entrega veremos las
instrucciones que se dieron en el año 1929, a los mentados “sindicatos” y a los
niños.
( I ).- “El imperio
soviético”, autor Dionisio R.
Napal, Editorial Stella Maris, Buenos Aires setiembre de 1932, páginas 85 y 86.
Continuará.
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