Recordamos con nostalgia a un profesor de Matemáticas de nuestra adolescencia que, cuando estaba explicando algo un poco complicado de la asignatura, nos decía “¡Ojo al Cristo que es de plata!”, frase que nos indica que se preste atención, o que se tenga cuidado con algo.
Dicho esto, y como recordarán, en 1977 se redactó un
apartado para introducirlo en la Constitución, que decía:
“Ningún partido político,
ninguna central sindical, podrá gastar un céntimo más de lo que ingresen por
las cuotas de sus afiliados”. Ni qué decir
tiene que de esto nadie quiso saber nada. Se lo pasaron por el forro de los
dídimos los distintos partidos políticos, sobre todo el PCE y el PSOE.
Además de este paseo “didimoso”, hay otro
asunto verdaderamente vergonzoso: el de que los partidos pasaron a ser
delegaciones y sucursales de empleos para amistades, hinchas, devotos,
familiares, allegados, etc., con lo que los intereses partidistas están por
encima de los intereses sociales, amén de financiarse con el dinero de todos
por medio de los PGE (Presupuestos Generales del Estado, o si lo prefieren
Pedro Gran Embaucador).
Por estos motivos y por otros, muchos
millones de españoles sí que estamos hasta los dídimos de ciertos partidos
políticos. Como sabrán, la Fundación BBVA hace poco ha publicado una encuesta
en la que aparecen los partidos como los peor valorados ya que, entre otras
cosas, estos partidos en vez de ser las soluciones para los inmensos problemas
que nos acucian pasaron a ser precisamente otro problema, o mejor dicho, otros
problemas, como lo demuestran los tejemanejes del Ejecutivo, del Legislativo y
del Judicial.
Todo esto, además de otras cosas, nos está
llevando a una crisis tan acentuada que tal parece una “crisís” ya que, por
poner unos ejemplos, no hay veracidad, ni lucidez, ni capacidad para evaluar y
juzgar sensata y razonablemente la desastrosa situación en la que estamos
inmersos, como tampoco hay espíritu de concordia, amén de valores éticos y
morales, etc. Lo que sí hay es una lucha y pelea por el poder.
En fin, ante esta situación, ¡ojo al
Cristo que es de plata!
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