Como ya hemos dicho anteriormente, vamos a narrar de una manera somera, la vida de unos personajes que, por diversas razones, destacaron o influyeron en la Historia de la humanidad. Muchos de ellos, por distintos motivos, o bien han sido borrados de dicha Historia, o bien se ha mentido o tergiversado su historia o sus obras. Ahora le toca el turno a Alfred Nobel, como habíamos dicho en la anterior entrega.
Alfred Nobel, como es sabido, ha hecho famosas a muchas personas que han sido galardonadas con
el premio que lleva su apellido. A pesar de haber sufrido bastante en su vida y
de conseguir todo lo que se propuso, hubo una cosa que no logró: la
pacificación mundial, que era su ardiente deseo.
Allá por el año 1.861, un grupo de banqueros parisinos
accedieron a recibir a regañadientes la visita de un joven sueco llamado
Alfredo Nobel, que decía haber hecho un gran descubrimiento: un aceite capaz de
hacer estallar la Tierra. Evidentemente los banqueros le denegaron su ayuda.
Sin embargo, el tema llegó a oídos de Napoleón I I I
quien, hablando con un rico banquero, permitió que Nobel regresara a su patria
con 100.000 francos de entonces.
En aquellos tiempos se usaba la nitroglicerina en
medicina en enfermedades del corazón, aunque este “medicamento” se le consideraba sospechosamente como
explosivo, ya que podía estallar en determinados momentos y en determinadas
condiciones, aunque no se sabían cuáles eran. Se había observado que si se
sacudía la vasija que contenía la citada nitroglicerina, estallaba. A partir de
aquí es cuando Alfredo Nobel, junto con su padre Manuel Nobel, se dedicaron a
observarla y a hacer experimentos. Alfredo llegó a la conclusión de que se
podía producir la explosión encerrando aquel espeso líquido en un recipiente de
resistentes paredes y prendiéndole fuego a través de un detonante. De este modo
se fabricó la espoleta, que es un invento que se usa en industria tanto de la
nitroglicerina como de la dinamita.
Tres años más tarde, en 1864, el hermano pequeño de la
familia Nobel, Emilio, murió como consecuencia de una explosión debido a los
experimentos que estaban realizando. El padre nunca se repondría de tan
sensible pérdida.
Probablemente, como consecuencia de este terrible
accidente, las autoridades le negaron que siguiese con las investigaciones del
explosivo, lo que hizo a Alfredo trasladar su “fábrica” a una enorme barca que
estaba anclada en un lago. Quería demostrar que tal explosivo se podría manejar
sin ningún riesgo ni peligro.
Al año siguiente del traslado, el gobierno sueco ya
empleaba la nitroglicerina para hacer un túnel para une estación de Estocolmo.
Empezó así la fabricación de dicho explosivo no sólo en Suecia, sino también en
el extranjero.
No obstante, aún hubo accidentes que costaron la vida
a muchas personas, antes de la llegada de Alfredo Nobel a Nueva York. Esto lo
veremos en una próxima entrega.
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