domingo, 28 de noviembre de 2021

Recordando la Historia. Una ópera para Muñoz Seca


Y seguimos “recuperando la memoria histórica”, pero la verdadera.

Tal día como hoy 28 de noviembre, pero de 1936, fue vilmente asesinado D. Pedro Muñoz Seca, escritor y autor teatral, que fue encarcelado en la checa de San Antón el 1 de agosto.

Como ya saben, de cara al “espectáculo”, y a otras muchas cosas, estamos en unos momentos peligrosos, ya que cualquier “espectáculo” merece la pena que sea visto, porque aparecen personas que están dispuestas a esquivar y rehuir lo lógico, lo evidente y lo verdadero, con el objeto de indagar y rebuscar otros “intereses”, generalmente políticos, adornándolos con todo tipo de parafernalias.

 Dicho lo anterior, como recordarán, allá por el año 2007, el argentino-judío-eslavo Oswaldo Golijov, recibió el Premio Grammy por la ópera “Ainadamar”, sobre García Lorca, que fue representada aquí en Oviedo en diciembre de 2013, si no nos falla la memoria.

 A los componentes de la Asociación de Amigos de la Ópera, no se les planteó hablar con Oswaldo para ver si se le ocurría arreglar o componer música para una ópera sobre D. Pedro Muñoz Seca. A lo mejor volvería a ganar otro Premio Grammy, oiga.

 Por si el señor Golijov no sabe lo que le ocurrió a D. Pedro Muñoz Seca, el libreto se lo podemos decir desde aquí para que vaya componiendo la música.

 Desde la prisión escribió varias cartas, casi todas ellas dirigidas a su esposa y a su madre, y en las que en muchas de ellas hacía referencia, o nombraba, a Dios.

Poco antes de su asesinato un miliciano apodado “Dinamita”, le ató las manos a la espalda con bramante con tal fuerza, que el hilo le alcanzó las venas. Entre las burlas y mofas de todos, le cortaron el bigote diciéndole: “Para donde vas no te va a hacer falta”.

Con las manos atadas brutalmente, hizo el trayecto desde la cheka de San Antón a Paracuellos de Jarama, que era el punto de destino de las expediciones de presos que controlaba el criminal y asesino
Santiago Carrillo que, como y saben, ha sido nombrado h.p. de Gijón por su “brillante hoja de servicios”.

En la celda de la cheka de San Antón estaban con él, entre otros, dos muchachos de 13 y 15 años hijos de un oficial del Ejército, que fueron también vilmente asesinados en una de las primeras sacas.

Las cartas mencionadas iban dirigidas a Cádiz, concretamente a Puerto de Santa María, que era donde residía su familia Allí, un hermano de D. Pedro hizo gestiones con
Vicente Alberti, hermano del vate de Stalin, es decir, Rafael, para que intercediese por el preso. Ni qué decir tiene que este rufián no movió ni un dedo.

Por fin, el 26 de noviembre es “juzgado por un tribunal popular” por los delitos de “fascista, monárquico y enemigo de la República”.

Dos días después fue asesinado, recibiendo el tiro el tiro de gracia por parte de un miembro de las Brigadas Internacionales, tan homenajeadas en su día con la anuencia del PP.

 Vamos ahora a la gran responsabilidad que tuvo el poeta comunista Rafael Alberti en el asesinato de García Lorca. He aquí una versión poco difundida sobre las circunstancias que rodearon la desaparición de Federico, escuchada en Buenos Aires de labios del ilustre escritor, ex embajador de la República Española en Londres, D. Ramón Pérez de Ayala. Transcribimos textualmente:

"García Lorca que, por sus vinculaciones con las izquierdas, se había refugiado, temeroso,  en casa de su gran amigo el poeta falangista Luis Rosales, apenas salía de su refugio. Cuando lo hacía, era atentamente observado por los exaltados milicianos nacionalistas, que miraban con recelo a Federico. Parece que en una de estas salidas fue preguntado por los milicianos a dónde iba. Lorca contestó que a entregar unas cartas para unos amigos y familiares que estaban en la zona republicana, y que un mensajero conocido se había ofrecido a llevar. Los milicianos, probablemente falangistas, aceptaron la versión con cierta incredulidad. Días después, por la radio de Madrid se escuchó la voz de Rafael Alberti recordando al gran poeta republicano Federico García Lorca que se encontraba prisionero de los traidores rebeldes, pero que no había perdido su fe en el triunfo, y por eso había enviado a sus amigos de Madrid unos versos que acto seguido iba a leer ante el micrófono. En efecto, Alberti dio lectura a unos versos tremendos en los que se insultaba con los vocablos MAS SOECES a los jefes sublevados, poesía evidentemente no imputable a Lorca, siempre correcto y elegante de expresión. Tenían, por el contrario, aquellos versos, la factura de Alberti, quien terminó la audición agradeciendo a Lorca el envío de sus versos y haciendo votos por su pronta liberación.

Parece que los milicianos y falangistas que desde la zona granadina escucharon la emisión, se encolerizaron contra García Lorca, considerándose burlados por él cuando les dijo que iba a enviar unas cartas a los amigos y familiares de Madrid, pues en realidad, y por lo escuchado, lo que había hecho era facilitar material de propaganda con su nombre y firma a los republicanos. Esta supuesta actitud de Lorca habría desencadenado la iracundia de sus fanáticos acusadores, quienes le dieron muerte en un entrevero de desorden y terror que nunca pudo, con certeza, aclararse. Amigos comunes de Alberti y Federico habrían reprochado más tarde al primero el haber atribuido a Lorca unos versos que no había escrito, y que habían equivalido a su condena de muerte, a lo que Alberti respondió disculpándose que con ello había querido intentar evitar que los nacionalistas utilizaran para su propaganda a Federico, adelantándose él para dejarlo públicamente comprometido con la causa republicana ».

 Sobre el citado Alberti, dice de D. Juan Ignacio Luca de Tena en la página 283 de su libro intitulado “Mis amigos muertos”, Editorial Planeta, Barcelona 1972, lo siguiente:

 “Aunque parezca extraño, la verdad es que yo no conocía a Alejandro Casona con anterioridad a la guerra civil. Durante la Monarquía, cuando todavía era posible la convivencia en España, yo había sido amigo de muchos escritores e intelectuales de extrema izquierda, entre otros, para citar a muy conocidos, de Julio Alvarez del Vayo, de Cipriano Rivas Cherif, de Jacinto Grau y del gran poeta siempre y, en la revolución , intransigente y cruel ciudadano Rafael Alberti, presidente de una organización llamada de intelectuales antifascistas, que tenía una checa en la calle Serrano”.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog