Hay que “recuperar la memoria histórica”, que más bien es rescatar la mentira histórica, oiga.
A parte del daño económico
infligido por el gobierno socialista del Bobo Solemne, se produjo otro de
gravísimas consecuencias: el ataque directo y sin ambages contra el Poder
legislativo. El asunto tuvo sus comienzos a mediados de los años ochenta con
aquello de “Montesquieu ha muerto”, pronunciado por el flébil y ciclotímico
Alfonso Guerra. La voladura de los cimientos del Estado de derecho ya se
produjo en aquel entonces. El finiquito y sepelio de la separación de poderes
quedó servido. Sólo faltaba la incineración de lo poco que quedaba de
En fin, así son estos pastores que intentan convencer, y convencen a su rebaño,
de las buenas intenciones del lobo.
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