Como recordarán, el 1 de enero del año 2.000 iba a tener lugar el fin del mundo. Además esos partidarios de tal fin, afirmaban que tal día era el primero del siglo XXI, cuando en realidad este siglo empezaba el 1 de enero del año siguiente, es decir, el 2.001. Los que van para ministros, los “formadores de opinión, los “pensadores químicos”, los “famosos” y demás pléyade, así lo creían, sin darse cuenta de su ignorancia y estulticia. También el 1 de enero de año 1.000 se esperaba el fin. El 21 de diciembre de 2.012, sucedería lo mismo: el mundo se acabaría por mor de la cultura maya a las 11 h y 11 minutos.
Este fin maya, como recordarán,
hizo correr ríos de tinta, despertando un gran temor en el pobre “pueblo
soberano” que, en muchos casos, ha construido bunkers para libarse de la
catástrofe. Incluso se han impartido “cursos de supervivencia”, para la que se
han fabricado artículos especiales que se han agotado rápidamente. El negocio,
es el negocio, oiga.
Lo que el “pueblo
soberano” no sabe es que los mayas tenían tres calendarios para la medición del
tiempo. Uno era lo que denominaban el “calendario sagrado”, que era el que
usaban en sus ceremonias religiosas y que duraba 260 días. Otro calendario era
el solar con 365 días, pero dividido en 18 meses, cada uno de los cuales estaba
dividido en 20 días.
El otro calendario,
denominado el de la “cuenta larga”, es el actual y es el que, según esta
cultura, traerá un “cambio de ciclo”, ciclo que dura o durará, 5.100 años
La “cuenta larga” se dividía en ciclos de 20 días, con años de 360
días, y a su vez ciclos de 20 y 200 años. Cada ciclo de 20 años se denomina katún, que equivale a un decenio de nuestro
calendario. Transcurridos 20 katunes
aparece el baktun, que equivaldría a
un siglo actual pero, como es lógico, formado por 400 años.
Resumiendo: según los mayas, el 20 de diciembre de 2012 sería el
último día del baktun número 12, y el siguiente día 21 sería primero del
baktun número 13, que sería como
pasar del siglo XX al XXI para los mayas, y este paso es el que traerá
destrucciones, cataclismos, desgracias, es decir, el fin del mundo.
En fin, sin comentarios . . . aunque, bueno, la “alianza de
civilizaciones” para algo está, oiga.
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