Ayer, día 4 de mayo, hubo aquí en Oviedo un acto organizado
por el Ayuntamiento para homenajear al personal sanitario que tan valientemente
está luchando contra la pandemia del coronavirus. En tal acto se exhibió una
gran bandera de España.
Algún que otro listorro, que se autodefine como
republicano, al ver la bandera comentó que aquello era un “acto político” que
estaba auspiciado por el Partido Popular, que es el que gobierna en estos
momentos en Oviedo. Ni qué decir tiene que este sujeto, al igual que otros
muchos, no hicieron caso de tal homenaje y se marcharon. El fanatismo y la
ignorancia siguen campando por sus respetos ya que, como ya hemos comentado
varias veces en este blog, a la actual bandera se la sigue llamando franquista,
sin saber cuándo y de dónde salieron esos colores.
En el libro “Contra la manipulación de la izquierda
y otras manipulaciones históricas” ( I ),
autor Javier Giral Palasí, SND EDITORES, Mayo 2018, 305 páginas, dentro del apartado intitulado “La bandera
republicana: una bandera de chiste, nacida de la equivocación”, página 105,
se lee:
“Nuestra bandera nacional, la conocida
como roji-gualda, es una de las banderas más antiguas de Europa. Se empezó a
utilizar por la marina en 1785 en tiempos de Carlos I I I, es por este motivo
que está compuesta por colores vivos para que se visualizara vienen alta mar. La
roji-gualda fue también la bandera de la I República, y por tanto queda claro
que no es una bandera franquista.
Pero con la llegada de la I I República en
1931, los lumbreras republicanos recogieron erróneamente la idea de que los
colores roji-gualdos sólo representaban los colores del antiguo reino de Aragón
y olvidaban al reino de Castilla (¡republicanos pensando en reinos!); y entones
decidieron añadir una franja morada a la bandera republicana en supuesto honor
a ese reino, y lo hicieron tras encontrar un viejo pendón de Castilla con
varios signo de antigüedad, y al ver su color morado lo utilizaron como excusa
para esa tercera franja republicana y que así el reino de Castilla estuviera
representado en la insignia nacional. Pero aquellos republicanos no se percataron
de que el sol y el paso del tiempo
habían avioletado el rojo carmesí del pendón castellano que era en realidad su
color, es decir, que de haber tenido conocimiento real de la Historia de
España, la nueva bandera se hubiera quedado igual que la vieja siguiendo esa
lógica republicana”.
( I ).- Recomendamos leer este
magnífico libro.
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