martes, 26 de mayo de 2020

El opio y el odio.



Como ya saben, el judío Karl Marx dijo aquello de que la religión era el opio del pueblo. Lo que no dijo fue que el odio era, y es, el opio del marxismo, como lo prueban palabras y frases de los monstruosos Lenin y Che Guevara, por ejemplo. Así, el primero decía que la base de cualquier movimiento socialista y comunista es el odio. También decía de se debería enseñar a los hijos a odiar. Por su parte Che Guevara decía aquello de “El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo . . .”, y también “un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”, diciendo también que “un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”.

Dicho lo anterior, tal parece que el dúo tiránico “Sancheznstein-El Coleta” está inculcando odio y rencor en todas las personas que con comulguen con sus planteamientos y principios. Y lo estamos viendo con el tema del coronavirus que, más que preocuparse por combatirlo, les parece más importante echar por tierra a los contrincantes y adversarios. Lo principal es mantenerse en la poltrona, importándoles un bledo, dos cominos y tres dídimos la grieta social que va en aumento por mor del odio. Ahí tenemos los escraches que, según contra quién se produzcan, se difunden o se callan. 

Por otra parte, este dúo tiránico y sus adláteres, que es un conjunto enrevesado, confuso, complicado, enmarañado y de difícil comprensión, desprecian a sus oponentes, radicalizando sus planteamientos y discursos, como mandan el manual del agit-prop y el panel ideológico.

Mientras no se elimine y se desentierre el odio que se está extendiendo dentro de “Los muros de la Patria mía”, seguiremos en esta ciénaga en la que estamos inmersos.

En fin, cuando la discordia verbal se transforma en odio, éste revienta con frecuencia en violencia. Si se tuviesen en cuenta los valores éticos y morales, otro gallo nos cantaría, pero dichos valores sí que están en estado de alarma, oiga.





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