Ya saben que “España es diferente”. Y esto es así porque en una nación normalmente constituida, no existiría un gobierno que esté en el poder después de gestionar de una manera funesta, aciaga y trágica la pandemia coronavírica. Y esta permanencia en el poder lo consigue a través de la propaganda, a la que dedica y emplea más tiempo que a combatir la epizootia. Las apariencias es lo que priva, oiga.
El “pueblo soberano”, incapaz de discernir y
comprender todo lo que le dicen sobre el asunto, es engañado por los
trompetistas del régimen, que dispone y cuenta con poderosos mass-media, que
meten a machamartillo las doctrinas del sistema, ya sean de carácter político,
social, electoralista y demás. Y lo decía Matt Artson: “La ignorancia puede
ser curada, pero la estupidez es eterna”. Y Woody Allen: “La ventaja de
ser inteligente es que se pude fingir ser imbécil, mientras que al revés es
imposible”. El que quiera entender que entienda. Puede que al citado “pueblo
soberano” se le diga que el código es la articulación del “brácigo”, y se lo
crea, oiga.
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