Uno de los nefastos pilares del socialismo y del
comunismo, es el de la censura. Cuando alguien dice una verdad, sea del tipo
que sea, pero que vaya contra la troupe de la “Monkloa”, enseguida salen a la
palestra los tarúpidos y truchimanes del régimen para decir que tal verdad es
un bulo, como ya saben. Sobre este asunto, ahí está lo que dijo María Isabel
Celaá Diéguez, ministra de Educación y Formación Profesional: “No podemos
permitir que haya mensajes negativos”. Y para más INRI, Alfonso Gómez
Celis, Vicepresidente primero del Congreso de Diputados, hace poco dijo que “En
esta pandemia tenemos que desechar a los que señalen con el dedo los errores” ¿Habrá
que desechar entonces a las personas que a lo largo de la historia del PSOE “señalaron
con el dedo” y descubrieron sus corrupciones, crímenes, mentiras, etc, etc?
Lo que le pasa a esta casta política de socialistas,
comunistas, separatistas, independentistas, anticristianos, antiespañoles, etc,
etc, es que lo primero es el partido, antes que los problemas sociales, aunque
presumen de honradez política, que sin embargo no practican ni llevan a efecto.
Con calumniar y demás, ya tienen bastante.
Si ven que un adversario y contrincante político tiene
capacidad para ser una alternativa, se ponen catatónicos y ciclotímicos,
sacando sus baterías mediáticas para echar por tierra a dicho adversario
político, valiéndose de todo tipo de falencias, terminando con sus epinicios de
siempre.
Tal parece que estamos volviendo a los tiempos
nefastos de la Segunda República Española. En el libro “La Prensa en la Segunda República española. Historia de
una libertad frustrada” ( I ), autor Justino Sinova,
Editorial Debate 2006, de la presente edición en castellano para todo el mundo
Random House Mondadori S.A., 566 páginas, incluido “Índice alfabético”, se lee en la
página 420, dentro del apartado “Conclusiones”:
“El ejercicio arbitrario del
poder, que se dotó de una excesiva capacidad de intervención, una carencia de
sentido democrático en algunos significados dirigentes y la necesidad de
combatir la violencia creciente que se manifestaba por doquier, acabaron
agostando la libertad, frustrando las posibilidades de la libertad de expresión, que fue,
más que una realidad colectiva, una añoranza”.
El que quiera entender, que entienda.
( I ).- Este libro lo tenemos
comentado en este blog con fecha 16 de julio de 2017.
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