No cabe duda de que estamos ante una crisis económica, política
y social, que no se sabe muy bien en qué va a terminar. Pero hay otra crisis,
de la que casi nadie habla, que es como una cadena cuyo primer eslabón sería la
escuela, y el último la casta política, formada por gente mediocre, inepta que,
en la mayoría de los casos, han permanecido años y años en la más absoluta
anonimia. Lo único que tienen en común es su angurria por el poder.
De una nación en la que sus habitantes pasan dos horas y
media diarias viendo telebasura, poco se puede esperar.
De una nación que no ha tenido ni un presidente que
tuviera unas mínima nociones de lo que es un Estado y de lo que es política
internacional, poco se puede esperar también.
De una nación que tiene un “Ejecutivo” con 242 “asesores”,
casi 70 más que tenía Rajoy, tampoco se puede esperar nada.
De una nación en la que el número de altos cargos ha
crecido sin ton ni son, como cuatro vicepresidentes (Carmen Calvo, Pablo
Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera), y 22 ministros, 9 más que con Rajoy, tampoco
se puede esperar nada.
No digamos ya nada de una nación que, por mor de un
sistema educativo LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, que ha sido cambiado y modificado varias veces,
han llevado a los estudiantes a la cola de Europa. Poco se puede esperar
también.
Y, por fin, poco se puede esperar de una nación que no se
“indignó”, ni se “indigna” , por los
EREs de Andalucía, por el caso MAREA de Asturias, por el pufo de 738.000
millones de € que nos dejó el “zapaterato” en su día, por el daño tan
espantosos que está haciendo China a la economía mundial, por el robo impune y
por un montón de cosas más.
En fin, con este panorama, poco se puede esperar. Pero es
igual, oiga: el timonel sigue en la toldilla.
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