Como hay que “recuperar la memoria histórica”, según
los “políticamente correctos”, vamos a ello, oiga.
En setiembre de 1983, concretamente el día 1, aviones
soviéticos derribaron un avión
surcoreano con 269 personas a bordo que, obviamente, murieron ¿Se acuerdan? La
disculpa para tal derribo fue que era un avión espía. Todo mentira. El caso es
que Andrei Gromyco, a la sazón amo de la destartalada URSS, comento al respecto
que el “espacio de la Unión Soviética es
sagrado”.
Po otra parte, Miguel Bakunin, primer líder mundial
del anarquismo, decía que “el
revolucionario es un hombre sagrado. Su misión es destruir”. El diccionario
de la RAE, define el adjetivo de sagrado como:
“Que es objeto de culto por su
relación con fuerzas sobrenaturales de carácter apartado o desconocido”.
Llama la atención como dos personas ateas usan este
adjetivo que no encaja en sus respectivas doctrinas, el comunismo y el
anarquismo que, perseguían y persiguen, a todo lo que suene a religión en
general y a Dios en particular.
Dicho esto, nos vamos quedar con la “misión de
destruir” bakuniana, porque esto es lo que está haciendo el actual gobierno del
“Perro del hortelano”: destruir.
Actualmente también pululan por ahí algunos
“destructores sagrados” que, en caso de llegar al poder, seguirían destruyendo.
Ustedes ya nos entienden.
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