jueves, 26 de septiembre de 2019

El destructor sagrado



Como hay que “recuperar la memoria histórica”, según los “políticamente correctos”, vamos a ello, oiga.

En setiembre de 1983, concretamente el día 1, aviones soviéticos  derribaron un avión surcoreano con 269 personas a bordo que, obviamente, murieron ¿Se acuerdan? La disculpa para tal derribo fue que era un avión espía. Todo mentira. El caso es que Andrei Gromyco, a la sazón amo de la destartalada URSS, comento al respecto que el “espacio de la Unión Soviética es sagrado”.

Po otra parte, Miguel Bakunin, primer líder mundial del anarquismo, decía que “el revolucionario es un hombre sagrado. Su misión es destruir”. El diccionario de la RAE, define el adjetivo de sagrado como:

“Digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad”.

“Que es objeto de culto por su relación con fuerzas sobrenaturales de carácter apartado o desconocido”.

“Perteneciente o relativo al culto divino”.

“Entre los antiguos, sobrehumano”.

Llama la atención como dos personas ateas usan este adjetivo que no encaja en sus respectivas doctrinas, el comunismo y el anarquismo que, perseguían y persiguen, a todo lo que suene a religión en general y a Dios en particular.

Dicho esto, nos vamos quedar con la “misión de destruir” bakuniana, porque esto es lo que está haciendo el actual gobierno del “Perro del hortelano”: destruir.

Actualmente también pululan por ahí algunos “destructores sagrados” que, en caso de llegar al poder, seguirían destruyendo. Ustedes ya nos entienden.



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