viernes, 13 de septiembre de 2019

La madrugada: muerte tras muerte



En otros tiempos, se decía que cuando un joven rebasaba la velocidad permitida, era porque lo impulsaban su juventud y el “amor propio”. Ahora hay nuevos ingredientes: el alcohol y la droga.

Casi todos los fines de semana mueren en las carreteras españolas muchos jóvenes por exceso de velocidad. La manida pregunta surge inmediatamente: ¿a qué se deben estas oleadas de accidentes que, en la mayoría de los casos, dichos jóvenes viajan como sardinas en lata, apelotonados y amontonados, yendo de bar en bar, para después competir en la carretera?

Las campañas de concienciación, así como todos los métodos persuasivos que se emplean en prensa, radio y televisión, parece que nada les dice a estos jóvenes: la combinación velocidad-alcohol-droga les domina.

¿Habrá alguna razón sociológica para que tenga lugar este comportamiento? Nos tememos que sí. El derrumbe y desbaratamiento de valores y códigos morales, que llevan a la carencia y ausencia de metas y horizontes; el nihilismo; las rupturas familiares y un larguísimo etc, creemos que puedan responder a esa pregunta.

Debemos hacer todos algo por nuestros ardientes y desesperados jóvenes: esa es una de nuestras grandes responsabilidades. Las “rutas del bakalao” y los “botellódromos” habría que suprimirlos por el bien de estos muchachos y el de sus familias.



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